Son tiempos difíciles y como demuestran mes tras mes las estadísticas son pocos los que se animan a comprar una vivienda. Están los inversores, ya sean fondos buitre –como está apareciendo por España llegados desde lejos– o personas de edad con un dinero ahorrado que prefieren invertir en algo tangible como un piso, que consideran subirá de precio algún día. Pero también hay familias.

Pese a todo el perfil del comprador clásico aún existe, aunque hoy no represente como hace 5 ó 6 años, casi la totalidad del mercado. Según la inmobiliaria Vía Célere, en Madrid capital el perfil del comprador es el de parejas de entre 25 y 45 años, que demandan casas de 2 y 4 habitaciones y en zonas ya conocidas.

Según su estudio, el 61,8% de los interesados en comprar son parejas de edades comprendidas entre los 25 y los 45 años, con estudios superiores en un 70%. En cuanto al motivo de compra, la reposición de la vivienda antigua por una nueva es la razón fundamental.

La encuesta de esta inmobiliaria indica que el cambio de vivienda representa el 58% de las compras frente a un 33% que adquiere su primera residencia, y muy lejos del comprador por inversión que a día de hoy supone sólo un 9,5% de las ventas totales.

La localización es fundamental y con ella el apego al barrio, como demuestra el hecho de que un 48% son vecinos de la zona. Los compradores buscan promociones cerca de su lugar de residencial actual, cercano a familiares y amigos.

Según Vía Célere, la tipología más demandada es la de pisos de dos y cuatro dormitorios con un 30,8% de las ventas, seguidas de las viviendas de tres dormitorios con un 27,8% y en menor medida las de un dormitorio, que concentran el 11,4% de las ventas.

De los compradores, el 80% precisan financiación: la mayoría de las personas encuestadas precisan entre el 50-80% del precio total de la vivienda.