El exdirigente chino Bo Xilai condenado a cadena perpertua por corrupción y abuso de poder

  • El exsecretario general del Partido Comunista en la ciudad de Chongqing ha sido declarado culpable de los delitos de soborno, malversación y abuso de poder.
  • Bo Xilai deberá cumplir cadena perpetua por aceptar sobornos valorados en 2,4 millones de euros.
  • Tiene 64 años y perderá todas sus propiedades personales y también sus derechos políticos de por vida.
  • El mayor escándalo político de los últimos años en China ha sido retransmitido por Weibo, la red social equivalente a Twitter.
El exdirigente chino Bo Xilai.
El exdirigente chino Bo Xilai.
EFE/ Adrian Bradshaw
El exdirigente chino Bo Xilai.

El exdirigente chino Bo Xilai fue condenado este domingo a cadena perpetua, tras ser declarado culpable de los delitos de aceptación de sobornos, malversación de fondos y abuso de poder, una sentencia que, a todas luces, pone fin a su carrera pública.

El Tribunal Intermedio de Jinan (este de China), que en agosto celebró el juicio contra el exmiembro del Politburó chino, descartó los argumentos presentados por la defensa e impuso a Bo la cadena perpetua por aceptar sobornos valorados en 2,4 millones de euros (20,44 millones de yuanes).

El tribunal, que le encontró también culpable de la malversación de unos 600.000 euros (cinco millones de yuanes) en fondos públicos, le impuso además una pena de 15 años de prisión por este delito, así como otros siete años por abuso de poder. Las tres penas se cumplirán de manera simultánea.

El exsecretario general del Partido Comunista en la ciudad de Chongqing verá también confiscadas sus propiedades personales y perderá de por vida sus derechos políticos.

La sentencia supone un duro golpe a las esperanzas de Bo, de 64 años, de relanzar en algún momento su carrera política.

Si bien existe la posibilidad de que se le conmute la pena por buen comportamiento, es altamente improbable que esto suceda antes de que pase al menos una década de prisión.

En una carta a sus familiares divulgada la semana pasada, Bo había declarado su convencimiento de que "algún día" su nombre quedaría limpio.

Hasta entonces, aseguró, tomará ejemplo de su padre, Bo Yibo, un alto dirigente chino purgado durante la Revolución Cultural, y "esperaré tranquilamente en la cárcel".

El exministro de Comercio y exgobernador de la provincia de Liaoning tiene diez días, a partir de mañana, para apelar, según las leyes chinas.

Pero aunque lo haga, las probabilidades de que su apelación prospere son ínfimas en la práctica.

Al hacer pública la sentencia este domingo, el tribunal rechazó sistemáticamente los argumentos de la defensa, que alegaba que Bo había confesado originalmente sus delitos bajo presión y que el testimonio de su esposa, Gu Kailai, era inaceptable porque ella padece un desequilibrio mental.

La Corte también consideró los testimonios de los empresarios Xu Ming y Tang Xiaolin, de los funcionarios Wang Zhenggang y Wu Zhenghan y del antiguo "número dos" de Bo y exjefe de Policía de Chongqing, Wang Lijun, como suficientemente corroborados por las pruebas.

Juicio espectáculo

Durante el juicio −el primero en la historia china divulgado a través de weibo, el equivalente a Twitter en este país−, se conocieron jugosos detalles del estilo de vida de Bo y su familia.

Así, se supo que Xu Ming había costeado un chalet para ellos en la Riviera francesa, valorado en 2,3 millones de euros, así como numerosos viajes de Gu y del hijo de ésta y Bo, Bo Guagua, al que también pagó su tarjeta de crédito y un ciclomotor.

El tribunal hizo únicamente una concesión al exdirigente: determinó que había insuficientes pruebas para pensar que Bo hubiera aceptado billetes de avión por valor de 160.000 euros de Xu Ming.

Asistieron a la audiencia 116 personas como miembros del público, entre ellos 22 periodistas chinos y tres familiares de Bo.

El juicio culmina el mayor escándalo político de los últimos tiempos en China, que estalló cuando, el año pasado, Wang Lijun trató de pedir asilo en un consulado estadounidense.

Allí, Wang denunció que Gu Kailai había matado meses antes al empresario británico Neil Heywood, cuya muerte se había atribuido hasta entonces a un exceso de alcohol.

Gu fue sometida a juicio en agosto del año pasado y condenada a pena de muerte suspendida, lo que en la práctica equivale a una cadena perpetua. Wang Lijun fue condenado a quince años de cárcel.

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