
La Torre Bellesguard es una joya modernista escondida al ojo público de Barcelona, la ciudad más modernista de todas. Desde hace 70 años, este emblemático edificio obra de Antoni Gaudí pertenece a manos privadas, concretamente a la familia Guilera. El monumento abre este mes de septiembre sus puertas por primera vez a la ciudadanía y en forma de visitas guiadas. Se conmemora de este modo el Tricentenari de Barcelona por los hechos de 1714.
La casa está ubicada a los pies de la montaña del Tibidabo y es una de las obras más desconocidas de Gaudí. La torre ha sido desde atalaya defensiva hasta un orfanato durante la Guerra Civil española.
Encargo de un amigo personal del arquitecto
En el año 1900, un comerciante y amigo personal de Gaudí, Jaume Figueras, encargó al arquitecto tarragonés que construyera una un edificio que conservara los trazos de la fortaleza medieval que había habido en esa ubicación del Tibidabo. Así que Gaudí se apresuró a diseñar una casa con apariencia de castillo pero con elementos propios e inconfundibles de la arquitectura gauidiana.
Anna Mollet, la nieta de la actual propietaria y gerente de la Torre Bellesguard, Amèlia Roche, explica que Gaudí "recubrió la estructura de la casa con una piel de piedra, formada incluso por restos del antiguo palacio del rey Martí. Según cómo la luz toca la fachada en cada momento del día, Bellesguard cambia completamente".
Vida privada y visitas públicas
La familia Guilera compagina desde este mismo mes de septiembre su vida privada en la torre con las nuevas visitas guiadas, que dan inicio el próximo miércoles 18 de septiembre. El jueves 19 de septiembre se inaugurará oficialmente esta nueva oferta cultural con la presencia del alcalde de Barcelona, Xavier Trias.
Habrán dos tipos de visitas: por una parte, un itinerario completo guiado que costará 15 euros y tendrá una duración de hora y media (con reserva previa) y una visita al exterior del edificio que valdrá 7 euros. La visita al interior es para un máximo de 15 personas por turno. Se pone a disposición de los visitantes una audioguía del espacio en ocho idiomas.
Con el dinero recaudado con las visitas se espera rehabilitar las partes de la casa más deterioradas y ampliar la investigación histórica que permite, desde hace un año, descubrir más detalles de Bellesguard.
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