Una enorme mampara sorprende al viajero al validar su billete en el autobús 130; inmediatamente, Juan José Morillo, su conductor, explica que "las ponen para que los yonquis no nos hagan nada".

Este veterano chófer asegura que "no suelen ser peligrosos y cada vez se montan menos".

El motivo de que los drogadictos sean pasajeros ocasionales se debe a que "el final del recorrido está cerca de las Barranquillas y muchos se montan para ir a pillar", aclara.

No obstante, Morillo recuerda cómo "hace años se ponían a fumar droga y el olor era tan intenso que hasta llegaba a colocarme".

Atracos frecuentes

Los atracos son frecuentes en esta línea, aunque "no a bordo sino en las paradas".

Morillo asegura que a veces algunos drogadictos atracan a los viajeros para conseguir dinero.

No obstante, chófer y viajeros coinciden en señalar que el principal problema es que "es una línea sin control horario".

Antonia Cetero, jubilada de 69 años, apenas lo coge porque tiene "que esperar en la parada hasta media hora y opta por el Cercanías"».

Como ella, Gerardo Escobar, un trabajador del polígono industrial de Vallecas de 34 años, asegura que llega "un día sí y otro también tarde a trabajar".

Demora por atascos

En hora punta, el atasco que se forma en la M-40 y en Mercamadrid hace que el bus tarde mucho en llegar, y claro, "los viajeros se ponen nerviosos por lo que les puedan decir en el trabajo", lamenta Morillo.

La demora es tal que a veces se llega a esperar hasta una hora y el problema se agrava en fin de semana.

"El servicio se restringe y funciona fatal", protesta José Fernández, un profesor de 58 años y viajero habitual.