Un tribunal de apelaciones de Texas, Estados Unidos, ha dictaminado que un reo sentenciado a muerte enfermo de esquizofrenia no puede ser obligado a tomar medicamentos que lo hagan mentalmente apto para ser ejecutado.
Los abogados defensores de Steven Stanley, de 51 años, lograron frenar su ejecución en el 2006, al demostrar que su cliente estaba enfermo y era mentalmente incompetente para ser ejecutado.
Según el diario estadounidense Dallas Morning News, los fiscales del Estado solicitaron entonces permiso para tenerlo "involuntariamente medicado" y después de una larga batalla legal lograron demostrar que el medicamento había puesto bajo control la enfermedad del condenado.
A pesar de seguir sufriendo algunos delirios, Stanley se encontró que era mentalmente competente para ser ejecutado en el 2012.
Medicamento a la fuerza
La defensa acudió entonces a la Corte Estatal de Apelaciones Criminales, que el miércoles dictaminó que el tribunal de primera instancia carecía de la autoridad para ordenar la medicación de Stanley.
"Sostenemos que las pruebas demuestran de manera concluyente que la competencia del apelante para ser ejecutado se logró únicamente a través de la medicación involuntaria, que el tribunal que lo juzgó no tenía autoridad para ordenar", escribió la magistrada Elsa Alcalá.
"La evidencia muestra de manera concluyente que el apelante no es apto para ser ejecutado", señaló la juez en una opinión que fue favorecida por una mayoría de cinco votos contra cuatro.
La Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos dictaminó que los reclusos mentalmente incompetentes no pueden ser ejecutados, pero aún no ha considerado si la medicación forzosa se permite con el fin de hacer que un preso mentalmente enfermo sea apto para recibir la pena capital.
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