Eslovenia consiguió una gran victoria ante la, hasta ahora, invicta Italia, por 84-77, de la mano de un Goran Dragic, autor de 22 puntos, y de su hermano Zoran, 13 puntos y 10 rebotes.

Italia comenzó muy fuerte, con la inercia del que todavía no ha sido vencido, pero la ilusión y ganas de los organizadores consiguió que en el segundo cuarto se desnivelara el marcador y que Eslovenia se fuera al descanso con ventaja, 45-36.

En la continuación, Italia no le perdió la cara al partido, manteniéndose a corta distancia dispuesta a dar el asalto definitivo en el marcador, pero a la hora de la verdad, los hermanos Dragic decantaron totalmente la balanza con jugadas y canastas casi increíbles que hicieron que las gradas vibraran.

Goran Dragic anotó 22 puntos y repartió 6 asistencias, mientras que Zoran, el hermano menor, anotó 15 puntos y capturó 10 rebotes.

En italia destacó Datome, con 16 puntos, aunque los italianos pecaron de individualismo en muchos de los momentos importantes del partido.

Croacia se dio un festín ante una débil Finlandia, 63-88, que sin juego interior se vio completamente superada por los balcánicos.

Una defensa alternativa, al hombre tras canasta y en zona de acoplamiento si no había anotación, fue la única opción que plantearon los finlandeses ante la superioridad física, en centímetros y kilos, y técnica de los croatas.

Si a estas circunstancias se le une la falta de acierto en el tiro de media distancia de los nórdicos, 2 de 14 en tiros de dos y 3 de 15 en triples al descanso, está claro que el marcador al término de los dos primeros cuartos fue benévolo con Finlandia, 20-39.

Otro dato: 16 rebotes Finlandia, 32 Croacia al descanso.

Y eso que Croacia tardó en cogerle el pulso al partido, empeñándose en resolver con el tiro, pese a que no tenían, al principio, el punto de mira ajustado (2 de 10 en triples al final del primer cuarto, los dos de Rudez).

El resto del partido careció de historia. Finlandia se sintió inferior y siguió parapetándose tras una zona frágil que los croatas vulneraron con cierta facilidad.

Jasmin Repesa, entrenador croata, decidió mover el banquillo y dar minutos a los menos habituales hasta el 63-88 final.