Es uno de los programas que más éxito cosecha en Cuatro y uno de los más virales en Internet. Quizá les suene el término tróspido. Pues vuelven los tróspidos. Cinco nuevos jovenzuelos acuden a la televisión para encontrar a su pareja soñada en ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, este miércoles en prime time.

Siguiendo la dinámica de anteriores ediciones, este docu-show presentó hace unos meses a sus cinco participantes, varones solteros, para que los hombres y mujeres que quisieran optar a convertirse en sus parejas les escribieran. Tras una primera criba un puñado de ellas (diez por pretendiente) va pasando por entrevistas, citas y pruebas que deberían ayudar al interesado a decidir quién será su posible esposa. Los participantes cuentan con la ayuda, la opinión e incluso el voto de sus madres en todo este proceso. Como novedad, en esta edición habrá un padre entre los asesores de los jóvenes.

¿Quién quiere casarse con mi hijo? consiguió en su primera edición superar 1.900.000 espectadores, cosa que mejoró durante la segunda edición ese mismo año (2012) cuando se llegó a los 2.192.000 espectadores.

Los perfiles de los futuros novios incluyen a un empresario (Alexis) y su padre, obsesionados por encontrar a quien ame al muchacho por cómo es y no por su dinero, un joven infantil (Víctor) que no quiere separarse de su madre y que ama los peluches, un argentino encargado de una discoteca (Leo) que sólo se quedará en España si encuentra el amor, un joven empresario gay de ocio nocturno (Roi) que comparte con su madre la profesión de DJ y un ex militar (Fran) que no deja pasar la oportunidad de flirtear con una mujer.

Entre las candidatas los responsables del programa han explicado en la presentación del formato que "habrá alguna que traiga una sorpresa". Esas declaraciones, unidas a los vídeos de promoción y los rumores apuntan a que una persona transexual podría estar entre las candidatas. También habrá una mujer embarazada luchando por conquistar a uno de los participantes.

Luján Argüelles repite en el papel de presentadora, tras el éxito de este espacio y de Un príncipe para Corina, también en Cuatro, en el que las tornas se invertían y era un puñado de hombres los que buscaban ganarse el amor de una joven. En esta edición la presentadora asturiana intenvendrá más en el desarrollo del programa ya sea como testigo, conductora o portadora de noticias inesperadas.

¿Quién quiere casarse con mi hijo? es la adaptación del formato internacional Who wants to marry my son?, que se ha emitido con éxito en varios países europeos, como Noruega, Bélgica, Holanda, Alemania y Francia.

Como la mayoría de los éxitos también tiene sus sombras. Durante la primera edición del programa se alzaron algunas voces que criticaron tanto el concepto como algunos de los contenidos del espacio. La por entonces (2012) directora general de Igualdad de Oportunidades y del Instituto de la Mujer, Carmen Plaza, se quejaba públicamente de que el programa era "vejatorio para las mujeres".

Según la directora se trata de un espacio "sexista y parte de su contenido es vejatorio para la imagen de las mujeres. Fomenta todos los estereotipos negativos asociados a éstas", se quejaba. "Son presentadas como personas dependientes y subordinadas a los varones, valorándose por encima de todo la belleza [...] y las habilidades domésticas de las participantes", decía entonces Plaza, que añadía que "a las madres se les asigna un papel opuesto resaltando su capacidad de manipulación".

El Consejo del Audiovisual de Cataluña (CAC) emitió una queja al Ministerio de Industria, Energía y Turismo y le invitó a llevar a cabo actuaciones ante una posible vulneración del artículo 4.2 de la Ley 7/2010 de la Ley General de la Comunicación Audiovisual. Según el CAC los participantes hacían comentarios que "podrían ser consideradas como un trato de inferioridad a algunos de los candidatos por razón de raza, religión, sexo y procedencia social".

Algo similar ocurrió recientemente con el recién concluido espacio de Telecinco Campamento de Verano. En una de sus galas se obligó a una concursante a darse una ducha de chocolate y se animó a sus compañeros a limpiarla con la lengua, cosa que no ocurrió. Entonces se lanzó una campaña en la plataforma Hazteoir.org por contenidos sexistas que acabó con la retirada de la publicidad de varios anunciantes.