Doce parejas están ya apuntadas al plan de selección de embriones

Va dirigido a padres con riesgo de poder transmitir enfermedades
o alteraciones genéticas a sus hijos, y funciona en el Servet.
El nuevo sistema de preimplantación de embriones del hospital Miguel Servet, que permite que las parejas con riesgo de transmitir enfermedades genéticas puedan tener hijos sanos, ya cuenta con doce solicitudes. Dos de ellas recibirán tratamiento en breve y el resto se irán sumando al programa durante los próximos meses. El objetivo es atender a 25 ó 30 casos al año.

Esta nueva técnica, denominada diagnóstico genético preimplantacional, permite que se desarrollen desde el principio embarazos sanos en aquellas parejas con riesgo de transmitir enfermedades genéticas hereditarias a sus hijos, como la hemofilia (enfermedad de la sangre) o la fibrosis quística (dolencia multiorgánica).

El Miguel Servet es uno de los pocos hospitales públicos de España que practica esta técnica, disponible hasta hace poco tiempo únicamente en las clínicas privadas. A través del diagnóstico genético preimplantacional, los médicos pueden detectar la presencia de alteraciones cromosómicas (genéticas) e incluso identificar mutaciones de algún gen.

El objetivo es descartar estas alteraciones y enfermedades de los embriones para transferir a la futura madre únicamente los que estén totalmente sanos. Para ello, siempre se recurre a la práctica de un ciclo de fecundación in vitro, imprescindible para esta técnica.

Las claves

Mediante fecundación in vitro: El proceso de diagnóstico preimplantacional se realiza mediante un ciclo de fecundación in vitro para estudiar cada embrión de forma individual y transferir únicamente el sano.

Análisis genético: Los médicos realizan una biopsia de los embriones, extraen una célula y efectúan un análisis genético posterior. El objetivo es descartar alteraciones o enfermedades que pudieran traspasar a los hijos.

Sin consecuencias para el embrión: La obtención de una célula de los embriones en el laboratorio no afecta negativamente al desarrollo posterior del embrión.

Funciona desde los años noventa: El diagnóstico genético preimplantacional se inició en la década de los noventa para descartar enfermedades ligadas al cromosoma sexual X (como la hemofilia). Sólo se elegían hembras, aunque pudieran ser portadores, para evitar los varones afectados de hemofilia.

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