Borja-Villel, director del Reina Sofía: "No se puede hacer una programación para consumir"

El pasado mes de diciembre, Manuel Borja-Villel fue reelegido para continuar al frente del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) durante cinco años más, un periodo en el que el historiador de arte valenciano seguirá potenciando sus objetivos principales: evitar la amnesia histórica y replantear la institución.

El pasado mes de diciembre, Manuel Borja-Villel fue reelegido para continuar al frente del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) durante cinco años más, un periodo en el que el historiador de arte valenciano seguirá potenciando sus objetivos principales: evitar la amnesia histórica y replantear la institución.

Borja-Villel, (Burriana, Castellón-1957), director de este museo desde diciembre de 2007, tiene claro cuál es el camino que debe seguir la pinacoteca. "La idea es cambiarlo todo. Los museos, como la sociedad, están en proceso de cambio. Es imprescindible cuestionar los modelos heredados, buscar otras formas de entender las colecciones, crear relatos y replantear la relación con el público y la experiencia estética", ha explicado en una entrevista concedida a Europa Press.

El director del Reina Sofía sostiene que los centros de arte tienen una relevancia "básica", tanto simbólica como real: "El museo multiplica por cinco cada euro que se ingresa del Estado". Sin embargo, a nivel institucional cree que, o bien "están anclados en parámetros del pasado" y "separados de la sociedad" o se han abierto al mundo "desde una perspectiva espectacular". "Es un tipo de propuesta que se basa en la emoción rápida, en entender la obra de arte como mercancía", añade.

En este sentido, indica que España tuvo la fantasía de emular estructuras de países hegemónicos, tales como las grandes ferias y el poder económico de corrientes 'mainstream', algo que "no interesa", en su opinión. "Es un tipo de propuesta artística que se basa en la emoción rápida, en entender la obra de arte como mercancía. Artistas como Damien Hirst o Jeff Koons van a durar muy poquito. Es un claro reflejo de esta posición cínica. Pero la historia no perdona y estoy convencido de que con el paso del tiempo se hablará de ellos más como fenómeno sociológico que poético", opina.

Esto se une a la publicidad y el marketing —a veces "más importantes" que la propia obra—, la prioridad del beneficio económico y la consecuente "cultura amnésica", en la que solo existen los meses anteriores y posteriores, lo que contribuye a un "empobrecimiento general" del arte y que puede tener "graves consecuencias".

Para Borja-Villel, "no se puede hacer una programación para consumir", ya que opina que el significado de la cultura como servicio público "no significa populista". "No existe un único público, sino una multiplicidad de ellos. Estos se constituyen alrededor de textos y obras y antagonizan entre sí. Pensar lo contrario es caer en populismos de todo tipo", puntualiza.

Además, ha advertido de la existencia de unas "tendencias populistas, muy reaccionarias", que ponen en cuestión la inversión en arte y que "sospechan de todo lo cultural", algo que está provocando que las entidades públicas y privadas recorten sus presupuestos en cultura. Según ha dicho, esta situación "recuerda a los autoritarismos de los años 30 en Europa" y contribuye al mencionado "empobrecimiento" cultural.

"A veces da la impresión de que la crisis económica es una excusa para dejar de apoyar a la cultura. Nos olvidamos de que existe una economía porque antes existe una cultura", sostiene.

La "amnesia generalizada actual"

Su gran ilusión desde que desembarcó en este museo ha sido la reordenación de la colección permanente, cuya primera fase fue presentada en 2009 y que responde a un criterio histórico: entender y relacionar unas obras con otras a través de microrrelatos, teniendo en cuenta lo que en cada momento estaba ocurriendo, tanto dentro como fuera de España. Su objetivo, en palabras de Borja-Villel: "Dar importancia a la historia en una época como la actual, que tiene una amnesia generalizada".

Después de presentar los tres primeros tramos (1900-1945, 1945-1968, 1962-1984), el próximo mes de octubre el Reina Sofía acogerá "una parte fundamental" de la colección: "Los años 80 y 90". Más tarde (aún sin fecha concreta) se organizarán las obras contemporáneas, un orden que no solo tendrá un carácter cronológico, sino también relativo al lenguaje.

"Vivimos en una época postmedia, en la que la recepción y la participación es más relevante que la producción y la mera contemplación, y ello exige la búsqueda de nuevos parámetros y criterios", explica.

La parte final de la colección tendrá dos tramos: uno que se extiende aproximadamente durante las décadas de los 80 y 90; y otro que arrancaría en el 2001, con la caída de las Torres Gemelas en Nueva York.

Pero sus proyectos no se limitan al espacio del Edificio Sabatini, la ampliación de Jean Nouvel, el Palacio de Velázquez o el Palacio de Cristal. Tal y como dictan las tendencias de expansión, existe un "Reina Sofía paralelo" gracias al cual los fondos de los años 50 del museo viajarán a Japón el próximo mes de octubre, en una exposición que lleva el nombre de 'Dentro y fuera. Las dos caras del Informalismo español en el Museo Reina Sofía', coorganizada con Acción Cultural española (AC/E). Además, la institución prepara una exposición sobre Miró que llegará a Estados Unidos en febrero de 2014.

Respecto a las cifras del museo, más allá del efecto que ha tenido la exposición sobre Dalí, el director del Reina Sofía detalla que el crecimiento de visitas es "continuo". Según las cifras facilitadas por el propio museo, durante el primer semestre de este año la pinacoteca ha recibido 1.707.690 visitantes, un 30 por ciento más que el mismo periodo de 2012, cuando recibió a 1.310.768 personas.

"sospecha" alrededor de la cultura

Respecto a la relación que existe entre el museo y el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Borja-Villel indica que hay una "complicidad absoluta" entre la institución y el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, así como con el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, "al igual que con los anteriores ministros", y celebra la autonomía de gestión que han conseguido el Prado y el Reina Sofía —con estatutos propios, aprobados en 2004 y 2013, respectivamente—, que supone "un elemento de madurez institucional". Esto, unido a la ampliación del patronato, ha contribuido a conseguir un "mayor grado de financiación" propia, que ahora se sitúa en el 30 por ciento y que se espera que alcance el 40 por ciento.

Respecto a la Ley de Mecenazgo, el director del Reina Sofía indica que se trata de una normativa "básica" que se ha reivindicado "desde que la situación económica era buena". "Tenía que haber llegado en los años 80, nos habría ayudado a tener más colecciones, un sector más consolidado y fuerte", reflexiona.

Preguntado por la subida del IVA, de la que se cumple un año el próximo mes de septiembre desde su aplicación, Borja-Villel indica que este aumento "tiene que ver con toda la sospecha que existe alrededor de la cultura" y con aquellos que consideran que es "un lujo".

Aunque este impuesto indirecto no afecta a los museos, sí tiene una repercusión en la adquisición de obra o en la producción de exposiciones. El director del Reina Sofía no evita criticar la "tragedia" que supone "no apoyar la cultura", algo "muy peligroso", en sus palabras. "Según datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, la cultura supone el tres por ciento del PIB. Pero aunque no lo fuese, hay que pensar en que es lo que nos hace ser libres", indica.

A su juicio, lo que este sector necesita es buscar vías para encontrar nuevas formas de financiación. Esto exige, por un lado, "respetar la idea de cultura" y entenderla como "servicio público". Por otro, la obligación de que el propio ámbito cultural busque "nuevas formas de producción, distribución y relación".

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