Los empleados de la empresa Inusa comenzaron, durante la mañana de ayer, a limpiar las fachadas principales del edificio y, sobre las 12 horas, iniciaron las labores de baldeo de la pintura en los muros más afectados con coches cuba y cepillos.
Sin embargo, agua a alta presión y cepillos no fueron lo suficientemente eficaces para borrar, y el personal de limpieza tuvo que optar por métodos más agresivos, como el raspado de la piedra. La obra de estos pintores urbanos ha dejado una huella casi indeleble.
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