Ángel Carromero: "Los servicios secretos cubanos asesinaron a Oswaldo Payá"

El dirigente de Nuevas Generaciones Ángel Carromero
El dirigente de Nuevas Generaciones Ángel Carromero
Valentín Gonzalo / EFE
El dirigente de Nuevas Generaciones Ángel Carromero

Ángel Carromero, condenado en Cuba a prisión por la muerte en accidente de dos disidentes de esa nacionalidad, afirma, en una entrevista que publica este lunes el diario El Mundo, que "los servicios secretos cubanos asesinaron a Oswaldo Payá".

Asimismo, expresa su convencimiento de que Payá y el otro dirigente de la disidencia que le acompañaba, Harold Cepedo, salieron vivos del accidente. "Las enfermeras y un párroco", afirma, "me aseguran que en el hospital hemos ingresado los cuatro".

Carromero, que salió de la cárcel el pasado 11 de enero, solo trece días después de ser repatriado, relata que el 22 de julio de 2012, día del accidente, se dirigía con Payá y Cepero, en unión del ciudadano sueco Jens Aron Moding, a Santiago, cuando advirtió que era seguido por un vehículo azul.

"Nos dirigíamos a Santiago y ya nos habían seguido tres veces durante el trayecto. En Bayamo, un vehículo azul comienza a perseguirnos. Viene hostigándonos muy cerca. Tanto que pude ver los ojos del conductor por el retrovisor. Al ver el coche, Oswaldo me dice: 'Son de la comunista por el color de la placa. Ángel, sigue como si nada'".

En su relato, Carromero detalla que seguidamente, el coche les embistió por detrás y los sacó de la calzada y que entonces perdió el conocimiento. "Lo siguiente que recuerdo", prosigue, "es cómo unos hombres me meten en una furgoneta con puertas correderas, como las que usa la seguridad del Estado cubano y les grito 'Joder, quiénes sois y qué cojones nos habéis hecho'. Luego vuelvo a perder el conocimiento. Creo que me dieron con una culata porque tengo una brecha en la cabeza".

"El juicio fue una pantomima"

Para el vicesecretario de Nuevas Generaciones del PP, "decir que fue un accidente e inculparme fue una coartada perfecta para ocultar la muerte del único opositor que podía liderar la transición en Cuba".

Carromero considera también que no tuvo un juicio justo. "La Fiscalía cubana", afirma, "fue fabricando las pruebas conforme avanzaba el proceso y la defensa no tuvo acceso ni al coche ni a ningún testigo. Fue una pantomima, los testigos llevaban las declaraciones escritas en la palma de la mano".

También señala que solo pudo ver a su abogado "una vez al día antes del juicio" y que pudo hablar con él "60 segundos por el descuido de un coronel". En esa breve conversación, le dujo a su abogado: "Pepe, en España saben que no ha sido un accidente, ¿verdad? Él medijo que sí, pero que me mantuviera en la versión oficial y me aseguró que el Gobierno y mi partido estaban conmigo".

Ha negado que el accidente se debiera a un exceso de velocidad por su parte y ha dicho que "era una carretera mal asfaltada, con agujeros y curvas". Igualmente, se ha descrito como un buen conductor y ha afirmado que la mayoría de las multas que tiene son de aparcamiento.

Carromero: "Lo siguiente que recuerdo es cómo unos hombres me meten en una furgoneta"Así, Carromero se ha mantenido en la línea de la entrevista concedida en marzo a The Washington Post, en la que defendió que su juicio había sido "una farsa" y sostuvo que el vehículo que conducía fue embestido. En respuesta a la misma, el ministro de Exteriores, Miguel Ángel García-Margallo, afirmó no tener constancia de que ese hecho hubiera tenido lugar.

Asimismo, recordó que Carromero avaló la versión oficial de las autoridades cubanas sobre el accidente y que negó durante su estancia en Cuba que un coche les embistiera por detrás.

Carromero ha apuntado además que no sufrió torturas físicas, pero sí psicológicas, y ha indicado que le dejaban salir de la celda "una vez cada tres semanas" y que le pusieron "muchas vías". "No sé lo que me inyectaban. Sólo hablaba con el militar que me traía la comida, y, es cierto, el síndrome de Estocolmo existe", ha añadido.

Por otra parte, ha denunciado que durante su tiempo encarcelado en Cuba no tuvo "ningún contacto con el exterior", si bien ha reconocido durante la entrevista que hablaba con su madre y su mejor amigo por teléfono "una vez al mes".

El 15 de octubre de 2012 fue condenado a 4 años de prisión y el 14 de diciembre del mismo año el Gobierno español anunció que había alcanzado un acuerdo con el cubano para que Carromero regresara y cumpliera la condena en España, en aplicación del convenio bilateral al efecto de 1998.

En la entrevista valora la gestión del Gobierno: "Consiguieron traerme de vuelta y por eso les estoy agradecido", dice.

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