Los oligarcas rusos están que se salen. Compran grandes compañías y clubes de fútbol, pero ahora se han aficionado a pagar millones para que estrellas de la música como George Michael, Shakira o Beyoncé actúen en sus fiestas privadas.
George Michael recibió 1,9 millones de euros por 20 minutos de actuación en una fiesta que un rico empresario ofreció el 31 de diciembre a las afueras de Moscú. Esos honorarios convirtieron al intérprete de Faith en el cantante mejor pagado de la historia de Rusia. Hasta ahora tenían ese honor Robbie Williams, Jennifer López y Christina Aguilera, que se embolsaron 1,5 millones de euros por una actuación.
Shakira cobró 750.000 euros por actuar en una fiesta del dueño de una petrolera, Suleiman Kerimov, que con anterioridad había contratado a cantantes como Kylie Minogue, Pink, Gery Hallywell o la soprano británica Sarah Brightman. Britney Spears e incluso Isabel Pantoja también han actuado en la capital rusa.
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