
El tren Alvia 1455 que unía Madrid-Ferrol y que se estrelló este miércoles por la tarde provocando al menos 78 muertos descarriló y sufrió el accidente a las 20.44 horas, según la cámara de seguridad instalada en la curva donde se produjo el siniestro, aunque un portavoz de ADIF señaló a 20 minutos que la tragedia había tenido lugar a las 20.41 horas. Tomando como referencia las 20.44 horas de la grabación, el tren iba ya con tres minutos de retraso y aún le quedaban cuatro kilómetros para su siguiente parada, la estación de Santiago de Compostela.
La hora de salida de este convoy es las 15 horas desde la estación madrileña de Chamartín, según la web de Renfe. Y la hora de llegada a Ferrol, las 22.36 horas. Una de las paradas intermedias es Santiago de Compostela, donde debía llegar a las 20.41. El descarrilamiento se produjo en la curva de A Grandeira, en el km 84.3 de la línea de alta velocidad Ourense-Santiago-A Coruña, a unos cuatro kilómetros de la estación de Santiago.
El maquinista ha declarado, según Efe, que había tomado la curva a unos 190 kilómetros por hora en un tramo limitado a 80, por lo que las primeras hipótesis apuntan a un exceso de velocidad como principal causa del accidente. Con estos datos, el tren acumulaba tres minutos de retraso en un trayecto en el que aún quedaban dos horas de viaje y otras seis paradas tras Santiago hasta llegar a Ferrol. Las investigaciones determinarán por qué los dos maquinistas, que han resultado ilesos, decidieron forzar la marcha en este tramo.

Hay devolución de parte del billete por retrasos superiores a 20 minutos
De acuerdo con la política comercial de Renfe, y salvo que la demora se produjera por fuerza de causa mayor, las indemnizaciones por retraso en los trenes Alvia contemplan la devolución del 25% del billete para las demoras superiores a 20 minutos, del 50% para las superiores a los 40 minutos y el reembolso de la totalidad del importe para los retrasos de más de una hora.
Un portavoz del sindicato de maquinistas Semaf ha explicado a este diario que no tienen constancia de que Renfe esté llevando a cabo una política de presión a los conductores para que sean muy puntuales en sus trayectos. "Si la hubiera, no lo permitiríamos", afirma. Una viajera que conoce el trayecto confirma a este medio, en todo caso, que un retraso de minutos como el que llevaba el Alvia accidentado es bastante habitual en esta línea.
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