Ben DeHaan, retratos 'derretidos' por la ley de la gravedad

  • El artista establecido en los EE UU realiza impresiones digitales con las que explora cómo una foto se transforma al "responder a las fuerzas físicas".
  • DeHaan, que trabaja en una imprenta, se salta el proceso normal para fijar la impresión con luz ultravioleta y permitir que la tinta permanezca en estado líquido.
  • Coloca el retrato en posición vertical y graba y fotografía la progresiva 'desfiguración' de los modelos.
'Karen', uno de los retratos del proyecto 'Uncured'
'Karen', uno de los retratos del proyecto 'Uncured'
© Ben DeHaan
'Karen', uno de los retratos del proyecto 'Uncured'

El pelo parece derretirse sobre la cara convirtiéndola en una masa blanda, los ojos cada vez más caídos dejan de contener la expresión del retratado y pasan a ser gotas mientras la imagen se desfigura.

El artista Ben DeHaan, residente en Portland (Maine, EE UU), lleva a cabo en su proyecto Uncured (que se podría traducir por No curado) un experimento con impresiones digitales sobre papel con el fin de explorar cómo una fotografía se transforma al "responder a las fuerzas físicas" que la rodean.

DeHaan —que trabaja en una imprenta digital que precisamente lo animó a "poner a prueba" a las máquinas— aprovecha sus conocimientos técnicos: en su labor diaria, para fijar la tinta y preservar ("curar") los trabajos sobre la superficie, utiliza luz ultravioleta. En su iniciativa artística se salta ese proceso de fijación y así consigue que la tinta permanezca líquida, a merced de la gravedad. El artista sólo tiene que colocar la impresión en vertical y esperar a que la tinta corra "hasta que se vuelva pegajosa y deje de moverse".

Labios convertidos en muecas exageradas

Ante la dificultad de fotografiar algo que no ve como "un antes y un después", sino como un proceso, ha decidido colgar en su página web algunos de los vídeos que grabó para documentarlo. Cada rostro, dependiendo del peinado y las facciones, se desfigura con resultados diferentes: la barba parece resbalar por el cuello, los labios provocan muecas exageradas, la frente despejada queda adornada por un extraño flequillo de gotas.

Los modelos que posaron para las fotos son amigos y conocidos del autor, que también incluyó un autorretrato para comprobar de primera mano qué se sentía al ver el rostro propio derretirse y terminar siendo una masa informe. Comprobó con agrado que ni él ni los retratados experimentaron sensaciones "negativas o incómodas": "Era una nueva experiencia visual (...). Una impresión digital tiene que reproducir un archivo pulverizando de manera precisa la tinta sobre un sustrato. Darle la vuelta a esa idea fue muy emocionante".

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