Bruselas espera firmar este miércoles el acuerdo con Rabat que permita a la flota española volver a aguas marroquíes

La comisaria de Pesca, Maria Damanaki, participará este miércoles en la que Bruselas espera que sea la última ronda de negociaciones con Rabat para un nuevo acuerdo de pesca entre la Unión Europea y Marruecos, con el objetivo de firmar ahí mismo el preacuerdo que permita a la flota comunitaria con intereses en la zona, sobre todo la española, regresar a unos caladeros que le fueron cerrados hace casi dos años.

La comisaria de Pesca, Maria Damanaki, participará este miércoles en la que Bruselas espera que sea la última ronda de negociaciones con Rabat para un nuevo acuerdo de pesca entre la Unión Europea y Marruecos, con el objetivo de firmar ahí mismo el preacuerdo que permita a la flota comunitaria con intereses en la zona, sobre todo la española, regresar a unos caladeros que le fueron cerrados hace casi dos años.

Damanaki estará en la capital marroquí este 24 de julio "para concluir las negociaciones" y para "iniciar" el nuevo protocolo, esto es, suscribirlo, según ha informado a Europa Press el portavoz de la comisaria, Oliver Drewes.

Aunque los contactos a menor nivel se mantienen desde la semana pasada, cuando se celebró otra ronda también en Rabat, aún quedan detalles que finalizar en la cita de este miércoles, que dará comienzo por la mañana. Distintas fuentes conocedoras de la negociación dan por hecho que el encuentro del miércoles será el definitivo, aunque no aclaran de qué modo se han salvado las dificultades.

Hace casi dos años, el Parlamento Europeo vetó el acuerdo consensuado inicialmente por las partes al considerar que existían dudas sobre su rentabilidad económica, su sostenibilidad y sobre el respeto de los Derechos fundamentales del pueblo del Sáhara occidental.

Precisamente la cuestión del Sáhara occidental y la contrapartida económica que la UE deberá pagar a Rabat por acceder a las aguas gestionadas por Marruecos han sido los principales escollos de una negociación que ha estado aparcada durante meses, entre febrero y julio, por las dificultades para superar estos obstáculos.

El problema económico se debe a que Damanaki consideraba que debían pagarse menos de los 36 millones de euros que concedía el convenio anterior, mientras que la parte marroquí considera que con las mejoras técnicas los buques europeos pescarán más y, por tanto, la compensación económica debería ser también más elevada.

Aunque oficialmente ninguna de las partes ha dado cifras concretas, fuentes conocedoras de la negociación indicaron que para Damanaki la oferta de la UE debería limitarse a "unos 25 ó 28 millones de euros", muy lejos de los "en torno a 38 millones" que reclama la parte marroquí.

España, cuya flota es la principal interesada en este régimen pesquero, ha sido el país que más ha presionado a Bruselas para resolver las diferencias con Rabat y resolver a la mayor celeridad un pacto pesquero que permita al sector volver a faenar.

Por su parte, las dificultades relacionadas a la situación del Sáhara occidental tienen que ver con las garantías de respeto de los Derechos Humanos y del Derecho internacional que se piden a Marruecos. Rabat ve con reticencia dar explicaciones detalladas del uso que daría a los fondos comunitarios percibidos por permitir la pesca en su caladero.

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