Los madrileños frecuentan en verano una veintena de ríos y embalses no aptos para el baño

  • La Comunidad de Madrid solo realiza controles del agua en seis zonas naturales, entre ellas Las Presillas de Rascafría o el embalse de San Juan.
  • Otras superficies no cumplen las condiciones sanitarias y el baño en ellas está prohibido: El Atazar, Las Berceas, Picadas y tramos del Tajo y el Jarama.
  • Los ecologistas alertan de que los ríos madrileños están contaminados por vertidos, no cumplen requisitos de seguridad o tienen escasez de agua.
Bañistas entrando en las aguas del embalse de Picadas (en el río Alberche), una zona sin controles sanitarios y con una depuradora próxima.
Bañistas entrando en las aguas del embalse de Picadas (en el río Alberche), una zona sin controles sanitarios y con una depuradora próxima.
JORGE PARÍS
Bañistas entrando en las aguas del embalse de Picadas (en el río Alberche), una zona sin controles sanitarios y con una depuradora próxima.

A Madrid le falta el mar. En cambio, tiene embalses y ríos de sobra. Con la llegada del calor, los madrileños aprovechan sus días libres para pasar jornadas enteras en alguna de las zonas de baño naturales de la región. Pero lo que muchos no saben es que la mayoría de las aguas que frecuentan no son aptas para el baño, bien por razones higiénicas (contaminación, vertidos y lodos) o por motivos de seguridad (falta de socorristas o desembalses de pantanos). En concreto, las familias acuden a una veintena de áreas que no cumplen las mínimas condiciones higiénico-sanitarias. Entre ellas, hay algunas tan concurridas como el embalse de Picadas (Pelayos), Las Berceas (Cercedilla), El Atazar (Cervera) o el Jarama (en Puebla de la Sierra o en Talamanca).

En la comunidad de Madrid existen únicamente seis puntos donde el baño se considera seguro y está permitido: la Playa del Alberche (Aldea del Fresno), Los Villares en el Tajo (Estremera), La Charca Verde del Manzanares (Manzanares el Real), Las Presillas del Lozoya (Rascafría) y el Muro y Virgen de la Nueva (ambos en el embalse de San Juan, en San Martín de Valdeiglesias). En todas estas zonas, la Consejería de Sanidad realiza controles periódicos de calidad del agua y sus ayuntamientos se encargan de mantener las condiciones higiénicas y de seguridad, bajo la coordinación del Ministerio de Sanidad. Sin embargo, estas administraciones no se responsabilizan de los daños que puedan sufrir los bañistas que se metan en el resto de pozas naturales que no están controladas. La ley autonómica de Protección de Embalses y Zonas Húmedas considera una infracción leve "bañarse en las aguas fuera de los lugares habilitados". Según fuentes de los forestales, la sanción es de 300 euros, pero "se suele hacer la vista gorda".

"La Comunidad y los ayuntamientos se quitan así un problema de encima. Prohíben el baño en estas zonas para ahorrarse el trabajo de limpiar, controlar, hacer inspecciones y poner seguridad", opina María Ángeles Nieto, de Ecologistas en Acción. "El problema es que la gente está acostumbrada a bañarse en esas zonas y siguen haciéndolo a pesar de que no es recomendable. Si se limpiaran bien y se vigilaran podrían convertirse en zonas aptas", apunta Antonio Martínez, de la asociación Jarama Vivo.

Bañistas pese al "olor nauseabundo"

La 'playa' insegura más concurrida está en el embalse de Picadas. "Es un paraje muy masificado y la gente se baña a pesar del peligro: allí desemboca una depuradora y el olor es nauseabundo, por no hablar de la dificultad para evacuarlo en caso de incendio", según Concha Velasco, del colectivo Sierra Oeste Sostenible. También en el río Alberche, suele haber bañistas (en este caso, principalmente nudistas) en la Lancha del Yelmo y en La Veguilla, unas áreas que tampoco se controlan. En cambio, próximos a este entorno están el embalse de San Juan y la playa de Aldea del Fresno, donde sí está permitido el baño. En cualquier caso, Velasco ni siquiera aconseja entrar en el agua de San Juan: "Allí vierten los colectores de las urbanizaciones y las lanchas motoras van soltando su aceite".

Los expertos tampoco aconsejan meterse en las aguas del Jarama. "Entre Patones y San Fernando, el cauce está bastante contaminado porque no hay prácticamente agua. Y entre San Fernando y Aranjuez, el río es una cloaca a cielo abierto", explica Antonio Martínez. En las riberas del Jarama se han habilitado áreas recreativas próximas a los municipios de Puebla de la Sierra o Talamanca. "Es fácil encontrar bañistas allí, siempre hay algún incauto que se mete sin darse cuenta de que no es una zona idónea. Por no hablar de la laguna de la Esperilla, en Arganda, una zona muy peligrosa que se ha convertido en un auténtico vertedero. Allí se pueden sufrir cortes, intoxicaciones o incluso ahogamientos", advierte el ecologista.

En la sierra norte, únicamente se permite el baño en las Presillas de Rascafría, una de las zonas de esparcimiento más concurridas de la región. Aunque también hay personas que se introducen en las aguas del embalse del Atazar (donde está prohibido al ser un pantano de abastecimiento humano), en el embalse de Riosequillo, en los alrededores de Buitrago y en la presa de la Pinilla. "En este último el peligro es por el desembalse: con frecuencia se suelta agua del pantano en mucha cantidad y el caudal puede subir en cualquier momento sin avisar", apunta Martínez. Por otro lado, en el sur de la región, el Tajo se ha vuelto prácticamente inaccesible (tanto para el baño como para la pesca) por la cantidad de pesticidas que utilizan en las huertas de su ribera.

Doce 'playas' menos desde los años 90

En las últimas dos décadas, la región ha perdido doce zonas de baño habitual por la presencia de contaminantes, vertidos o por la escasez de agua debido al embalsamiento de los ríos en sus cabeceras. En 2008 se descatalogaron el embalse de Santillana y una parte del pantano de San Juan. En 2002 se prohibió entrar en el Manzanares a su paso por Colmenar Viejo. Ya en la primera mitad de los años 90 se habían descatalogado cinco 'playas' del Tajo (tres en Aranjuez, una en Fuentidueña y otra en Villamanrique), tres del Jarama (dos en Talamanca y una en Torremocha) y el embalse de El Vellón (en Guadalix de la Sierra).

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