Los Mossos d'Esquadra tienen constancia que los grupos de grafiteros son cada vez más numerosos, tienen un nivel más elevado de organización y, en algunas ocasiones, se muestran más violentos y agresivos hacia los trabajadores y el personal de seguridad privada de las instalaciones ferroviarias.

El último caso se ha dado en la estación de La Sagrera, donde un numeroso grupo de grafiteros fue sorprendido mientras pintaba cinco coches del metro. En su huída, los jóvenes agredieron con un extintor a un coordinador de seguridad. De momento, han sido denunciados cinco jóvenes.

Para acceder a las zonas dónde hay trenes o metros estacionados, estos grupos han roto puertas de emergencia, ventanas y rejas, e incluso han llegado a agujerear paredes de hormigón. En algunas ocasiones, los Mossos destacan que han intimidado a trabajadores, como en el último caso detectado en La Sagrera, y les han robado llaves maestras que después se han utilizado para acceder a cualquier espacio de la instalación. Desde 2012, se ha notado un incremento de las pintadas.

La última acción de los grafiteros afectó a cinco coches de dos trenes de metro de la estación de La Sagrera de Barcelona y un taller anexo. Se produjo los días 12 y 17 de marzo, entre las siete de la tarde y las once de la noche. Los daños por estas acciones están valorados en más de 4.000 euros. Este grupo, según los Mossos, está formato por jóvenes de entre 20 y 25 años.

Cuatro de los denunciados viven en Barcelona y a su área metropolitana, mientras que el quinto es portugués y residente en Lisboa, pero no se descartan nuevas imputaciones. Los cinco jóvenes denunciados habrían causado daños a instalaciones de la línea 9/10 del metro, y también al taller anexo, perteneciente a la línea 1, dónde habitualmente hay numerosos trenes.

En este último caso, fueron sorprendidos mientras hacían las pintadas y es cuando rociaron a un coordinador de seguridad con un extintor para poder huir, según los Mossos.

De los cinco denunciados, uno es portugués. Se tiene constancia que el grupo visitó Lisboa con la intención de hacer grafitis semanas antes de que este joven residente en la capital portuguesa se desplazara en Barcelona para cometer las acciones en el metro barcelonés. De hecho, se ha detectado que la movilidad de los grafiteros es un hecho habitual.

El año pasado, quedaron afectados 1.800 coches y los gastos de limpieza, tanto del exterior como del interior de los vehículos de metro, y de la reposición de elementos fue de 580.000 euros. Desde principios de 2013, se han detenido a dos personas y se han denunciado a 38 por hacer grafitis a los coches de metro. Hoy en día, hay 28 casos abiertos que se están investigando para determinar la autoría.

Desde la creación de la División del Transporte y de el Área de Seguridad del Transporte Metropolitano, uno de los objetivos ha sido impulsar un grupo dedicado a investigar los grafitis y pintadas que se realizan a los trenes, metros y estaciones de la red ferroviaria.