La Fiscalía quiere que los Mossos d'Esquadra hagan un seguimiento no invasivo del 'segundo violador del Eixample', Alejandro Martínez Singul, cuando este jueves salga de prisión. Según han explicado fuentes del Ministerio Público, los fiscales han pedido esta medida a la policía, a pesar de que no consistirá en un seguimiento exhaustivo de Martínez Singul, sino en establecer una vigilancia en los lugares por donde previsiblemente se moverá.

El denominado 'segundo violador del Eixample' saldrá de prisión este jueves después de cumplir íntegramente la última condena. Durante los últimos meses, ha seguido un programa de intervención para agresores sexuales (SACO) y habiendo iniciado el tratamiento farmacológico de inhibición sexual, pionero en el Estado. Los técnicos penitenciarios aseguran que no está del todo rehabilitado, pero su perfil delictivo se ha rebajado notablemente, cosa que lo hace menos agresivo y disminuye las probabilidades de reincidencia.

Una vez Martínez Singul esté en libertad, la fiscalía quiere que se haga un seguimiento no invasivo por parte de los Mossos d'Esquadra. Es decir, se prevé que se haga vigilancia a los lugares donde se prevé que se mueva una vez salga de la prisión, sin hacer un seguimiento exhaustivo de sus movimientos. La petición del Ministerio Público va en sintonía a lo que este mismo miércoles preveía el consejero de Interior, Ramon Espadaler, que creía "muy probable" que la fiscalía pidiera un seguimiento, pero que este no sería invasivo.

Además de pedir este seguimiento no intensivo, la Fiscalía también pide medidas de protección para la última víctima de Martínez Singul, sobre la que tiene una orden de alejamiento. Se trata de una menor a la que, en octubre de 2009, el 'segundo violador del Eixample' obligó a bajarse los pantalones en un ascensor de un bloque de pisos.

Martínez Singul fue condenado el 1993 a 65 años de prisión por cinco violaciones, cinco agresiones sexuales y cuatro intentos de agresión a menores de entre 9 y 17 años entre el 1986 y 1991 en el distrito del Eixample. Salió en libertad el mayo del 2007, después de cumplir 16 años de pena y aquel mismo junio cometió un delito de exhibición ante una niña en una población cercana en Prades, por el cual fue condenado a un año de prisión.

Un año después, ya en libertad, fue denunciado por un intento de agresión sexual en un tren a la estación de Arco de Triunfo de Barcelona. La víctima lo identificó cuando los medios de comunicación reprodujeron su cara después de la detención de los Mozos por lo ocurrido en Francia. Pero durante el juicio, la víctima no lo reconoció y quedó absuelto.

Mientras esperaba sentencia, ese mayo, fue arrestado otra vez por dos nuevos intentos de agresión a dos mujeres en el barrio y fue condenado por un juzgado a dos años de prisión. Pero la Audiencia rebajó la pena a 200 euros de multa al considerar que no había habido intento de agresión, sino simplemente unas vejaciones injustas al masturbarse ante las chicas.

En octubre de 2009, mientras estaba todavía en libertad esperando la resolución del recurso ante la Audiencia de Barcelona, fue detenido otra vez por obligar a una menor a bajarse los pantalones en un ascensor de un bloque de pisos del Eixample. El junio del 2010 fue juzgado y condenado a tres años y nueve meses de prisión, a pesar de que la Fiscalía pedía siete años y ocho meses. Al haber permanecido en prisión preventiva por estos hechos, ya había cumplido la pena íntegramente.