El acusado de dejar sordo a un hombre de un puñetazo dice que le "empujó" porque creyó que le iba a pegar

Asegura que el agredido se dirigió a él con una actitud "como desafiante" y el otro asegura que no se enfrentó a él
Acusado de dejar a otro sordo de un oído a otro de un puñetazo
Acusado de dejar a otro sordo de un oído a otro de un puñetazo
EUROPA PRESS
Acusado de dejar a otro sordo de un oído a otro de un puñetazo

El acusado de dejar a otro sordo de un oído y sin olfato de un puñetazo en la cabeza, para el que el fiscal pide 6 años de prisión, ha reconocido este miércoles que "empujó" al otro hombre porque tenía una actitud "rara" y "como desafiante" y pensó que le iba a agredir a él.

Así lo ha afirmado, C.L.S. quien, a preguntas del fiscal, ha justificado no haber reconocido hasta el juicio que había tenido contacto físico con el otro hombre asegurando que "en ningún momento" pensó que su actuación iba a tener las consecuencias que tuvo para el agredido.

En el juicio, que se celebra este miércoles en la Sección Primera de la Audiencia Provincial, el acusado ha relatado su versión de lo ocurrido el 24 de agosto de 2010 sobre las 22.15 horas, cuando, según ha señalado, a la salida del gimnasio de un amigo en Isaac Peral estaba "enredando" con un cono de obra junto a la que entonces era su pareja.

Ha afirmado que cuando estaba con el cono, el agredido, S.M.A, al que no conocía, se dirigió a él en una actitud "rara", como "desafiante", y le "increpó" por estar con el cono, poniéndose delante de él y sin llegarle a agarrar diciéndole "tú no sabes quién es mi hermano".

El acusado, que ha explicado que pidió al otro que "le dejara en paz", ha afirmado que cuando el hombre se acercó "sintió aliento a alcohol", lo que le puso "más nervioso" pues no sabía cómo iba a reaccionar.

"Pensando que me iba a agredir, le empujé", ha dicho C.L.S., quien ha narrado que el otro se dio contra un coche y cayó para atrás en la carretera, tras lo que él se marchó en su vehículo sin comprobar el estado del otro hombre porque "no pensó que iba a pasar nada".

El acusado, que ha explicado que cuando sucedieron los hechos él se encontraba convaleciente de una enfermedad, ha asegurado que sólo le empujó entre el hombro y el cuello.

"Yo no quería tener problemas con nadie", ha insistido C.L.S., quien había sido condenado el año anterior a los hechos por otro delito de lesiones por un incidente cuando trabajaba de portero de un negocio y tenía suspendida la pena.

En el juicio, C.L.S. ha asegurado que cuando declaró ante la Policía y en el juzgado por los hechos ocurridos en Isaac Peral no conocía qué consecuencias había tenido el agredido, que sufrió lesiones consistentes en traumatismo cráneo encefálico con fractura transversal de peñasco derecho, fractura lineal occipital, contusiones bifrontales corticales, hipoacusia severa derecha y parálisis facial periférica derecha y ansiedad.

Asimismo, sufrió laberintinzación del oído derecho con pérdida total de su función, anosmia bilateral e hipoacusia perceptiva de agudos en oído izquierdo.

Además de la pena de 6 años de prisión, el fiscal pide un total de 212.580 euros de indemnización: 12.580 por los días de ingreso hospitalario y por los de lesión, tanto impeditiva como no impeditiva, y 200.000 por las secuelas.

Por su parte, la acusación particular, a cuyas preguntas se ha negado a contestar el acusado, pide nueve años de prisión y una indemnización de 740.000 euros.

"nunca me hubiese enfrentado a una persona de ese tamaño"

Tras la declaración del acusado, ha declarado el hombre agredido, quien ha aportado una versión de los hechos que no coincide con la de C.L.S.

Según ha señalado, en el momento en que ocurrieron los hechos volvía de comprar fruta a una tienda y, de regreso a su casa, un grupo de personas se dirigieron a él, gritándole, dirigiéndose a él como Hugo —nombre que coincide con el de su hermano pequeño— y pidiéndole que se acercaran.

Ha explicado que al confundir a este grupo con amigos de su hermano pequeño se acercó a ellos pero al ver que no conocía a ninguno y que tenían una actitud "agresiva" se dispuso a irse, cuando uno de ellos, el acusado, que tenía un cono de obra en la mano, fue tras él y le "persiguió".

El agredido ha explicado que cuando se giró para pedirle que le "dejase tranquilo" y repetirle que no le conocía, el acusado le dijo que se acordaría de él "toda su puta vida" y, acto seguido, le golpeó con el puño en un lateral de la parte de atrás de la cabeza.

A preguntas del fiscal, ha asegurado que, aunque debido al incidente, sufre pérdidas de memoria, recuerda "perfectamente" la agresión.

Además, ha insistido en que, aunque no pudo verlo pues estaba prácticamente de espaldas, el acusado no le golpeó con la mano abierta, sino que fue con ella cerrada. "Creo que todo el mundo sabe distinguir si es una bofetada o un puñetazo", ha respondido al abogado de la defensa.

Ha asegurado que cuando recibió el golpe perdió el conocimiento y cayó al suelo y tiene "un pequeño recuerdo" de que la Policía le tiene sujeto e intentaba que se subiera a una ambulancia y que, a ese ofrecimiento, dijo que "no quería problemas" y que quería ir a su casa.

Ha afirmado que no recuerda cómo llegó a casa pero ha explicado que se despertó tirado en su salón, lleno de vómito y con un fuerte dolor en la cabeza y se "arrastró" al teléfono porque no podía andar para llamar a la ambulancia e ir al hospital, donde estuvo ingresado 11 días. En total, estuvo 168 días impedido para hacer su vida normal y tardó en curar 225.

A preguntas de las partes, S.M.A. ha negado que se metiera con el acusado. "Pueden ver la diferencia de tamaño", ha dicho el agredido que ha señalado que, aparte de no ser una persona violenta ni haber tenido ningún problema de este tipo, "nunca" se hubiese enfrentado a una persona de las dimensiones del acusado, que es "musculado", lo mismo que las otras personas del grupo con el que se encontraba.

Cuestionado por las secuelas, ha explicado que han hecho que no pueda seguir desarrollando por su incapacidad auditiva —no reconocida administrativamente— su profesión de intérprete y ha hecho que perdiera "muchas oportunidades de trabajo".

Actualmente, el agredido trabaja de profesor de español en un instituto de Secundaria de Estados Unidos.

Testigo ocular

Tras acusado y agredido, ha declarado una vecina de la calle Isaac Peral que presenció, según ha dicho, lo sucedido.

Ha explicado que conocía "de vista" al acusado porque "paraba" en el gimnasio que tiene enfrente de su casa y ha relatado que ese día vio que C.L.S. estaba junto a un grupo en las proximidades de dicho negocio con un cono.

Según su versión, vio como se dirigía a un chico que subía por la calle, que miró para atrás al escuchar que le llamaban cuando el acusado se dirigió a él y le propinó un golpe "en toda la cara" y el otro cayó entre dos coches.

También vio, según ha señalado, cómo el acusado cogió "en volandas" a una chica, la metió en su coche y se fueron del lugar. Entonces observó que otro chico que estaba en el grupo con C.L.S. y con el que le había visto hablar en anteriores ocasiones llevaba a rastras al agredido hacia General Dávila.

Aunque al principio en su declaración, la mujer —que fue la que pidió a su hijo que avisara a la Policía y a una ambulancia— ha asegurado que el acusado le pegó un puñetazo al otro a preguntas de la defensa ha reconocido que vio que era con la mano pero no puede precisar si fue con la mano abierta o cerrada.

Lo que sí ha afirmado es que el agredido no se enfrentó con el acusado. "Es que no le dio tiempo", ha aseverado.

En el juicio, el agredido ha asegurado que hay algunos testigos oculares de lo sucedido que no se atreven a declarar "por miedo" al acusado.

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