La huelga general de Portugal, un éxito solo para los sindicatos

  • El Gobierno ha subrayado que el país no estuvo parado por la protesta contra sus políticas de austeridad, que fue un éxito para las grandes centrales sindicales.
  • Como ha ocurrido en las otras tres huelgas generales sufridas por Passos Coelho, ni los sindicatos ni el Gobierno ni la patronal dieron datos concretos.
  • Los transportes públicos de los principales núcleos urbanos, sobre todo el metro y los ferrocarriles, fueron el sector más afectado por el paro.
  • También el paro tuvo repercusión en servicios públicos como los de limpieza, atención sanitaria y dependencias de la administración nacional y local. 
Una manifestante portugués sostiene un cartel pidiendo la dimisión de Passos Coelho por las medidas de recorte, en una protesta celebrada el pasado mes de marzo.
Una manifestante portugués sostiene un cartel pidiendo la dimisión de Passos Coelho por las medidas de recorte, en una protesta celebrada el pasado mes de marzo.
GTRES
Una manifestante portugués sostiene un cartel pidiendo la dimisión de Passos Coelho por las medidas de recorte, en una protesta celebrada el pasado mes de marzo.

La huelga general de este jueves en Portugal contra las medidas de austeridad del rescate financiero fue un éxito para las grandes centrales sindicales, pero el Gobierno conservador subrayó que el país no estuvo parado por la protesta.

Como ha ocurrido en las otras tres huelgas generales organizadas en los dos años de legislatura del primer ministro, Pedro Passos Coelho, ni los sindicatos ni el Gobierno ni la patronal dieron datos concretos sobre la adhesión.

Los transportes públicos de los principales núcleos urbanos, sobre todo el metro y los ferrocarriles que estuvieron paralizados, fueron el sector más afectado por el paro.

También el paro tuvo repercusión en servicios públicos como los de limpieza, atención sanitaria y dependencias de la administración nacional y local, y los atascos en las autopistas de accesos a Lisboa fueron mayores de lo habitual.

Portavoces sindicales estimaron la adhesión al paro en esos sectores en torno al 80% y aseguraron que en los puertos, astilleros y grandes centros fabriles hubo también un alto seguimiento, corroborado por informes de los medios de comunicación.

Entretanto el comercio, la restauración, la mayoría de los bancos y los negocios y empresas de la capital y sus municipios aledaños mantuvieron la actividad habitual.

Las populares playas próximas a Lisboa estaban abarrotadas de sombrillas y bañistas, con un aspecto propio de los días festivos de verano.

El Ejecutivo rehusó cuantificar el seguimiento pero el ministro de la Presidencia, Luís Marques Guedes, subrayó que "el país no está parado" y ensalzó a quienes acudieron a su puesto de trabajo.

En declaraciones a los periodistas por el habitual consejo de ministros de los jueves, el ministro expresó la voluntad del Gobierno de no entrar en una "guerra de números" por considerarla "una falta de respeto" para quienes trabajaron y para quienes hicieron huelga.

Por su parte los líderes de los dos grandes sindicatos calificaron de un éxito la huelga y advirtieron al Gobierno de que mantendrán la lucha contra sus políticas de austeridad.

El secretario general de la Confederación General de Trabajadores de Portugal (CGTP, comunista), Arménio Carlos,  y  el líder de la Unión General de Trabajadores (UGT, socialista) Carlos Silva, reunieron a varios miles de personas en los mítines que dieron en dos puntos diferentes de Lisboa como acto central de la jornada de paro.

Ambos coincidieron en valorar la jornada como una "fuerte" muestra de descontento popular hacia las medidas de austeridad que ha adoptado Passos Coelho para cumplir con los acuerdos del rescate financiero de 78.000 millones de euros que la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) concedieron hacer dos años a Portugal.

Julio y agosto, "meses calientes"

El líder de la CGTP, que habló junto a la sede del Parlamento, pidió al Gobierno "que se marche ya" y anunció que julio y agosto serán "meses calientes" no solo por el verano sino por la conflictividad social.

Carlos aseguró que los trabajadores no se quedarán impasibles ante el propósito del Ejecutivo de aprobar una reforma del Estado para hacer nuevos recortes presupuestarios en los próximos dos años, que afectarán sobre todo a funcionarios, pensiones y servicios públicos.

Los manifestantes de la CGTP llevaban pancartas con lemas como "Gobierno rua" (Gobierno a la calle) y "O povo e quem mais ordena" (el pueblo es quien mas manda) y su líder pidió al jefe del Estado, el también conservador Aníbal Cavaco Silva, que convoque elecciones de forma inmediata.

Por su parte el líder de la UGT arengó a sus militantes ante el Ministerio de Finanzas, en la plaza del Comercio de Lisboa, y aseguró que la huelga registró una adhesión "masiva".

No hubo transporte y pararon fábricas y servicios públicos, resumió Carlos Silva, cuyo sindicato convocó por tercera vez en su historia esta huelga de forma conjunta con la CGTP.

"La lucha no debe parar hasta que el Gobierno deje de agredir a los trabajadores", advirtió el sindicalista, con un discurso más moderado que el de la central comunista, en el que no hubo petición de renuncia al primer ministro, Pedro Passos Coelho.

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