Sus sevillanas eran auténticas semblanzas costumbristas. 25 años después de su muerte, el legado de Francisco de Asís Palacio, El Pali o Trovador de Sevilla, sigue vivo. Los suyos le han homenajeado este fin de semana.
¿Cómo recuerda a su tío?
En el aspecto humano, era una persona excepcional y solidaria. En su faceta artística, es el mejor que ha cantado a Sevilla.
¿Dónde estaba su grandeza?
En la conexión con el público.
¿Con qué sevillanas se queda?
Con las corraleras y cofrades. Las inventó él.
¿Cantaría al 15M, a la crisis, preferentes y ‘caso ERE’?
No sé, pero hoy no daría abasto. Estaría arruinado. No ganaría con el cante. Se ofrecería para festivales benéficos. Fue pionero en eso. La gente le pedía mucha ayuda.
¿Sigue viva aquella Sevilla?
Sí, sobre todo en los antiguos. La chavalería nueva no conoce la Sevilla que El Pali cantaba, pero sí sus letras. Van a la Feria cantando Sevilla tuvo una niña...
¿Sevilla le debe el reconocimiento que merece?
Totalmente.
¿Qué ha fallado?
Varias cosas. En 1988 se creó una comisión para nombrarlo Hijo Predilecto de Sevilla. Y en 1995, cuando su madre Magdalena Ortega falleció, se paró. Hemos solicitado hasta 10 veces ese galardón o la Medalla de la Ciudad. No es una pataleta de la familia. Nos avalan 15.000 firmas y 400 escritos. El Pali se merece ser Hijo Predilecto de Sevilla. La calle que le dieron en La Moneda, donde nació, se la llevaron luego a Triana. No es digna de un personaje de este calibre.
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