En sus estrechas callejuelas se produce una auténtica fusión de aromas –desde los más primarios hasta los más exóticos. Tiendas de comestibles, alfombras, zapaterías, peluquerías, carnicerías... y los bazares para las compras de los turistas dispuestos al regateo. A diferencia del zoco de Marrackech, en éste no se agobia al visitante. Los tenderos aquí no son tan insistentes como en la otra ciudad imperial. No hay que dejar pasar la oportunidad de ver en plena faena a los curtidores, una visión difícil de olvidar.
Una visita a Fez no es completa sin cenar en un riad –antiguos palacetes urbanos reconvertidos en restaurantes y hoteles–. Los precios no son descomunales y la calidad y atención son notables. Imprescindibles, el cordero y las verduras.
Es más que recomendable esperar la noche en alguna concurrida plaza de la ciudad: dejarse llevar por los juegos de los bulliciosos críos, charlar con algún grupo de hombres o mujeres, interactuar con la gente... La amabilidad y hospitalidad de los habitantes de Fez hacen que el visitante se sienta a gusto, cómodo y también seguro.
* Más información en la web: www.turismomarruecos.com
Para no perderse
Para llegar a la ciudad imperial de Fez una buena alternativa es volar con Royal Air Maroc. No existe conexión directa, así que habrá que hacer escala en el bullicioso aeropuerto de Casablanca. El precio del vuelo es a partir de 200 euros. Para moverse por el interior del país, conviene contratar a un guía local con vehículo (preferiblemente un 4x4).
* Para más información, página web www.royalairmaroc.com.
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