Dos años después, el Gobierno de la rescatada Portugal se hunde sin atajar la recesión y el paro

  • Passos Coelho llegó al Gobierno hace ahora dos años, un mes después de que fuese aprobado el rescate a Portugal.
  • En la primera mitad de su legislatura ha acometido numerosas medidas de austeridad para cumplir con las exigencias del rescate europeo.
  • Tras ahorrar ya más de 7.000 millones de euros al Estado, el primer ministro portugués ultima ahora el recorte, antes de 2015, de otros 4.700 millones más.
  • La oposición encabeza los sondeos ante los comicios municipales de septiembre.
El primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho.
El primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho.
EFE
El primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho.

Tras dos años en el poder, el primer ministro conservador luso, Pedro Passos Coelho, ha logrado que Portugal recupere confianza en los mercados pero, pese al rescate financiero, está aún lejos de vencer la recesión y el desempleo.

Passos Coelho pasó este sábado el ecuador de la legislatura con un consejo extraordinario e informal de ministros para analizar los retos de la segunda parte de su mandato, que se presenta tan complicada como la primera.

El líder de la oposición, el socialista Antonio José Seguro, calificó de "pesadilla" los dos años en el poder de los conservadores y criticó el "sufrimiento" causado al país y la falta de resultados.

Passos Coelho ganó con mayoría absoluta las elecciones anticipadas del 5 de junio de 2011, celebradas un mes después del rescate, y tras escoger un equipo de ministros de solo once miembros, anunció 25 días después, el programa de Gobierno y sus primeras y ya drásticas medidas de austeridad.

Privatización de empresas y activos públicos, un impuesto especial al trabajo equivalente a media paga de Navidad y múltiples recortes presupuestarios fueron el primero de sus numerosos anuncios de recortes presupuestarios, el último de ellos hace menos de un mes, para cumplir las exigencias del rescate.

Esa fue la principal prioridad, remarcada en muchos discursos, del primer ministro que, tras ahorrar ya más de 7.000 millones de euros al Estado (más del 4% del PIB) ultima ahora el corte, antes de 2015, de otros 4.700 millones más para cumplir con la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El escenario al que se enfrenta

Passos Coelho, que piensa llegar a esa cifra sobre todo con ahorros en el número y el coste de los funcionarios, las pensiones y las partidas ministeriales, tiene un escenario no menos difícil que el de hace dos años para lograrlo.

A su favor, el Gobierno y los organismos financieros, destacan la confianza que Portugal ha recuperado en los mercados financieros, que pone a prueba con subastas periódicas de deuda a intereses considerados ya razonables, incluida una emisión de bonos a diez años que vendió, en mayo, al 5,6% de interés.

El peso de la deuda lusa, que ha superado ya el 123% del PIB, sigue no obstante en aumento mientras la economía continua, por tercer año consecutivo, en recesión, y caerá este año el 2,3%.

Portugal no espera volver al crecimiento hasta finales de 2014, dos años después de lo inicialmente previsto por los expertos de la UE y el FMI que diseñaron su rescate de 78.000 millones de euros.

La recesión y un desempleo casi duplicado en los años de crisis que ronda el 18%, son los grandes fracasos que la oposición atribuye a Passos Coelho, cuyo consenso tácito con el Partido Socialista (PS) sobre el programa de rescate se rompió el año pasado.

La oposición

El principal partido de la oposición perdió el poder en las elecciones anticipadas de 2011 tras tramitar el rescate, pero ahora, cuando ha hecho bandera de su renegociación y del fin de la austeridad, vuelve a encabezar las encuestas ante los comicios municipales de septiembre.

Los tres pequeños partidos marxistas del Parlamento son aún más hostiles y han promovido, junto a los indignados, las muchas manifestaciones de los dos últimos años, los de mayor contestación social en cuatro décadas de democracia portuguesa.

Passos Coelho también tiene en pie de guerra a las centrales sindicales, la comunista CGTP y la socialista UGT y sus 1,2 millones de afiliados en un país de poco más diez millones de habitantes, que han convocado la cuarta huelga general en su contra el próximo jueves.

Pero el primer ministro asegura que no le arredran las críticas ni los sondeos e insiste en que solo un Estado sostenible y una economía saneada sacarán a Portugal de la crisis y le devolverán la soberanía financiera.

La UE y el FMI, que el lunes inician otra evaluación de las finanzas lusas, han sido condescendientes con los problemas de Portugal y han suavizado dos veces sus metas de déficit además de ampliar, esta semana, en siete años los plazos de devolución del rescate.

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