Un guardia civil destinado en Alatoz (Albacete) niega que amenazara con su arma al empleado de un taller

Un hombre, agente de la Guardia Civil, ha negado en el juicio que se ha celebrado contra él en la sección tercera de la Audiencia Provincial de Valencia, que amenazara con su arma al empleado de un taller donde compró un vehículo con una deuda por el impuesto de circulación. Ha mantenido que cuando se enteró de la deuda, acudió al local para pedir que se le devolviera el dinero, pero ha dicho que no amenazó a nadie y que no intentó robar otro coche.

Un hombre, agente de la Guardia Civil, ha negado en el juicio que se ha celebrado contra él en la sección tercera de la Audiencia Provincial de Valencia, que amenazara con su arma al empleado de un taller donde compró un vehículo con una deuda por el impuesto de circulación. Ha mantenido que cuando se enteró de la deuda, acudió al local para pedir que se le devolviera el dinero, pero ha dicho que no amenazó a nadie y que no intentó robar otro coche.

Este hombre, destinado en el puesto de Alatoz (Albacete), se enfrenta a una pena de cuatro años de prisión —tal y como reclama el ministerio fiscal en su escrito de calificación provisional— por un delito de robo con violencia e intimidación, y uso de armas.

El agente —tal y como ha reconocido en la vista— entre los días 18 de octubre y 11 de noviembre de 2009, adquirió en un taller de la localidad valenciana de Catarroja un vehículo. Luego, cuando intentó transferirlo a una tercera persona, comprobó que la propietaria anterior debía el impuesto de circulación de los últimos cinco años, es decir, unos 1.300 euros.

Así, el hombre no podía transferir el coche hasta que la deuda no fuera satisfecha. Por este motivo, el 12 de noviembre, sobre las 12 horas, acudió al taller donde había comprado el vehículo y, según él, reclamó que se le devolviera el dinero.

En ese momento, no se encontraba allí el dueño del taller, pero se dirigió a un empleado y —según mantiene el fiscal— con "el fin de intimidarle y aprovechándose de su condición de Guardia Civil", le mostró su arma y le dijo que iba a coger al dueño y "se lo iba a llevar por delante". Este extremo lo ha negado el agente.

Posteriormente, el acusado y el empleado —según el mismo escrito fiscal— se trasladaron a otro taller propiedad del mismo dueño, ubicado en la misma localidad, donde el acusado "pretendió apoderarse de alguno de los vehículos que allí había, sin conseguirlo al no encontrar las llaves".

Con este propósito, accedió a uno de los despachos y se apoderó de un ordenador portátil. Al respecto, ha reconocido que se lo llevara, pero ha matizado que no lo hizo con ningún ánimo de lucro, puesto que él solo quería hablar con el dueño —algo que no consiguió— para que le devolviera su dinero.

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