El presidente de la Asociación Extremeña para la Promoción de la Artesanía, Florentino Martín, ha alertado de que el sector está "muy tocado" con la crisis económica y de que "no existe relevo generacional", por lo que ha pedido a las administraciones públicas que promuevan los oficios tradicionales a través del sistema educativo.

Martín cree que "muchos sectores" artesanos podrían desaparecer en los próximos años porque "el más joven de los artesanos extremeños tiene 45 años" y no se vislumbra una continuidad en los oficios ya que los jóvenes optan por otros sectores productivos, lo que podría hacer peligrar la pérdida de tradiciones y raíces culturales muy arraigadas a lo largo de los años en Extremadura. "Dentro de quince años no habrá artesanos", ha vaticinado.

Para evitar esta situación, desde la Asociación Extremeña para la Promoción de la Artesanía integrada por unos 120 artesanos, se han realizado algunas propuestas a la Administración regional como la creación de una Escuela de Artesanía en la que se enseñen estos oficios, algunos de los cuales, como el del trabajo en mimbre, "está a punto de desaparecer", sentencia el presidente regional de los artesanos.

También se ha planteado la posibilidad de que en los centros educativos, desde edades tempranas hasta los institutos, se den clases de artesanía para que los chavales aprendan estos oficios populares que pueden ser también una fuente de generación de empleo y desarrollo económico de determinadas zonas.

"Hay que batallar con la administración porque hay que hacer algo para que no desaparezca la artesanía", asegura Martín, que ha firmado este jueves un convenio de colaboración con la Diputación de Cáceres precisamente para promocionar la artesanía en la provincia cacereña.

Así, ha agradecido la "sensibilidad" de la institución provincial que aporta 75.000 euros a la asociación para impulsar medidas socioeconómicas para el mantenimiento, dinamización y promoción del sector. "Hay que remar en la misma dirección para poder avanzar todos en este barco", concluye Martín.