Sandra Barneda: "Soy una mujer de noche, me aterra hacer un programa por la mañana"

  • Será la nueva cara de las mañanas de Telecinco desde el próximo 1 de julio.
  • Junto a Joaquín Prat, la presentadora de El gran debate y De buena ley, se enfrenta al complejo ejercicio de mantener las cifras de Ana Rosa.
  • "Hace tiempo que evito vivir de las expectativas" confiesa la comunicadora.
Sandra Barneda presentará 'El programa del verano'
Sandra Barneda presentará 'El programa del verano'
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Sandra Barneda presentará 'El programa del verano'

Es uno de los rostros más conocidos de la televisión, lo que no evita que Sandra Barneda sienta cierto temor ante el nuevo reto: ponerse al frente del espacio de Ana Rosa Quintana desde este 1 de julio rebautizado el programa como El programa del verano. "Lo peor de todo es madrugar", repite varias veces durante esta charla, "soy una mujer de noche".  Feliz, pese a que se queda sin vacaciones, no deja de señalar la importancia de algo bastante ajeno a la televisión: escribir y publicar una novela. Reír al viento (Suma) es su primera obra y ha tenido una respuesta que a la propia comunicadora ha sorprendido. Ahora el miedo es otro: estar activa a las seis de la mañana para empezar el programa a las nueve.

¿Qué es lo que más teme de El programa del verano?

El horario. Me aterra porque por las mañanas tengo media neurona. Yo soy de noche, a partir de las ocho de la noche me desvelo y me activo. Cuando trabajé de mañana en radio e informativos, mis compañeros decían: "Hasta las doce la mañana, Sandra es monosílaba perdida". Y voy a tener que levantarme a las cinco y media de la mañana. Estar activa a las seis y cuarto... No sé cómo lo voy a hacer. Porque encima parezco más borde, no me da la cabeza para buscar la vuelta necesaria. Bueno, espero haber madurado.

¿Respeto también por mantener las buenas cifras?

Por supuesto, sobre todo por Ana Rosa, a quien respeto mucho. Muchas veces me decían: anda, mira, si sigue los pasos de Ana Rosa. Yo siempre pensaba, pues ojalá, porque es una mujer que ha hecho muchísimo y a la que respeto y admiro. A mí también me interesa mucho la producción, y ella tiene una productora de éxito. Es un tótem televisivo. Es un ejemplo de buen hacer. No es nada fácil lo que ha conseguido.

Personalmente, ¿tienen relación?

No mucha, pero siempre bien. Se ha alegrado mucho de que aceptara este puesto y me consta que no es una mujer de elogio fácil. Si dice algo, es porque de verdad lo piensa. Es muy sensata, no gasta en elogios.

Y con su compañero en este nuevo reto, Joaquín Prat, ¿cómo se ve?

Muy bien. Nunca hemos trabajado juntos, pero siempre que nos cruzamos por los pasillos nos decimos: qué bien quedaríamos juntos, como somos los altos...

¿Y qué tiene compartir altura que una tanto?

Pues que aunque me ponga taconazos él sigue siendo más alto que yo, y eso hace que no parezca tan grandota y quede tan mal. Además es muy cariñoso, me llamó nada más enterarse de que presentaríamos juntos para decirme que estaba muy contento por ello.

¿Resiente mucho la vida personal tener que trabajar también en verano?

Pues claro, pero tratas de compensarlo de otra manera, siendo más cariñosa y detallista... Yo qué sé. Es que en estos trabajos o te entienden o te entienden. Y los que trabajamos en estas profesiones nos buscamos parejas que también estén medio locas, porque como des con alguien ordenado, rutinario...

No es la primera vez que sustituye, ¿cómo se lleva eso?

Pues la otra vez que lo hice, fue en La Noria, a Gloria Sierra, y ahí aprendí que la única opción es ser yo misma, no tratar de imitar. Era difícil, porque la gente está acostumbrada a un estilo, pero también por eso hay que huir de la imitación.

Ana Rosa y usted se parecen bastante poco como comunicadoras, ¿o le parece que sí hay similitud?

No, no nos parecemos nada. Pero que me pongan de rostro del verano del magazine matinal impone mucho. Es un reto.

Ha escrito además su primera novela, Reírse al viento (Suma), ¿ha pensado alguna vez en poner, como en la obra, tierra de por medio?

Sí, y lo hice cuando me marché a Estados Unidos. Creo que es importante salirse de la zona de confort, no apalancarse. Porque entonces pierdes la creatividad, la curiosidad, los motores..., y ésas son las distintas gasolinas que hacen que la vida sea plena.

Escribe y hace tele, ¿no le parece que se mete en terrenos casi antagónicos?

Bueno, creo que hay que hacerse responsable de los propios actos. La tele no tiene la culpa de que haya gente que no lea. Es uno el que elige encender la televisión en lugar de abrir un libro. Sin embargo, no creo que un medio invalide al otro. Hay tiempo para todo. Además ha habido un cambio en el público: el corazón ya no es el centro. La actualidad manda. Nosotros hemos logrado con El gran debate mantenernos en prime time y un sábado, algo que una cadena generalista privada no había hecho antes.

Si se lo permiten, ¿propondrá alguna sección cultural?

Por supuesto. Creo que hay que apoyar la cultura, el teatro, los libros, el cine. Hay mucha gente trabajando por amor al arte, sin ganar un duro. Y esto no puede ser, hay que cambiarlo. Y se puede, no pasa nada por decir: nos hemos equivocado, cambiemos.  Mi padre es pintor así que imagina... Apoyo todo lo que puedo, pero en televisión, salvo que seas director, eres parte del engranaje, la cara, la parte representativa... Aunque, vete a saber, igual duraba dos días de directora.

Y si pudiera elegir, ¿qué programa presentaría?

Ni idea. Hace unos años evité vivir de las expectativas. Nunca acertaba con ellas... Y eso no significa renunciar a los sueños, ¿eh? Así que puedo decir, creo, que no existe el programa de mi vida. Existirán elementos que me habrán hecho disfrutar. Lo que sí hago es trabajar mis resistencias, no dejarme llevar por lo que no me gusta de lo que hago. Siempre hay algún pero, lo importante es trabajártelo para que no importe.

¿La escritura es su válvula de escape?

Totalmente. Hace muchos años que escribo y recopilo carpetas de escritos. Las ofertas editoriales que me han hecho siempre han sido para ensayo. Pero dije: una novela. Y aceptaron. Al fin he conseguido terminar una y publicarla.

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