El 30% de las carreteras catalanas tiene tramos con un riesgo alto o muy alto de siniestralidad, un porcentaje que todavía es muchos más elevado en Tarragona donde el riesgo de sufrir un accidente afecta al 41,7% de sus vías, según un estudio del Reial Automóbil Club de Catalunya (RACC).

Aún así, el informe Euro Rap destaca que el riesgo de sufrir un accidente bajó un 11,9% entre 2003 y 2005.

Este informe analizó 6.372 kilómetros de la red de carreteras catalanas que asumen el 90% de la movilidad de Catalunya.

La N-II, el gran punto negro

La Nacional-II a su paso por el Maresme es la que tiene el más alto índice de siniestralidad con seis de los 10 tramos de mayor de accidentabilidad de Catalunya.

Cinco de ellos ya constaban en el anterior estudio de Euro CAP. "Fomento es plenamente consciente de los problemas que presenta esta vía", lamentó Jordi Follia, director general de Carreteras de la Generalitat.

En el nuevo Estatut se mantiene la titularidad "estatal" de esta vía.

El listado de las 10 carreteras con mayor riesgo de accidentes están también la B-210 y la C-245 a su paso por Viladecans; la GI-555 en Caldes de Malavella; la N-260 en Lleida; la N-150 en Montcada i Reixac; la C-14 en Coll de Nargó, la BV-1435 en Lliça d'Amunt; la N-34' en Tarragona; la C-35 en Parets del Vallés y la BV-2113 en Sant Pere de Ribes.

Accidentes de moto

El informe EuroRap también ha analizado los puntos donde más accidentes sufren los motociclistas. Éstos se concentran en el 20% de las carreteras donde en 2005 murieron 82 personas, 14 más que en el año anterior.

La N-II, a su paso por el Maresme y la C-245 entre Viladecans y Cornellà son las dos carreteras donde se producen el mayor número de accidentes mortales.