Con el buen tiempo –ese que tanto se resiste este año– comenzamos a hacer más uso de nuestra terraza y del jardín –quienes tengan el privilegio de tener uno–. Limpieza, jardinería y algo de mobiliario parece lo fundamental.

Pero en esa terraza también vamos a pasar buenos ratos durante la noche; en verano pueden ser las mejores horas del día. Por eso la iluminación, la diurna y la nocturna, también es importante. Como explican los expertos de Plan Reforma, hay cuatro formas básicas de iluminar nuestra terrazas o jardín: directa, indirecta, de realce y efímera.

Iluminación directa

Es la que necesitamos para una función concreta, ya sea comer, leer, tumbarnos o hacer una barbacoa. La iluminación directa nos permite desarrollar la actividad exterior con normalidad, pese a la falta de luz diurna.

Lámparas, farolas y focos son las fuentes de luz más adecuadas para este tipo de iluminación. Sin embargo, conviene colocar bien estas luminarias para evitar los reflejos antiestéticos, no cansar la vista ni provocar deslumbramientos. Además, la potencia de la bombilla debe ser la adecuada para la función y el espacio a iluminar.

Iluminación indirecta

La luz indirecta nos ayuda a delimitar zonas, creando profundidad de campo, proporcionando esa sensación de amplitud que la oscuridad priva. También nos servirá para señalar un camino que nos guíe en la oscuridad.

Para este tipo de iluminación, lo más adecuado es usar focos articulados o encastrados, las balizas o los montajes de fibra óptica.

Iluminación de realce

Es la que nos servirá para dar protagonismo a un elemento decorativo. Ya sea para destacar un árbol, una escultura o una planta, es preferible optar por focos discretos, prácticamente ocultos, como pequeños focos articulados o apliques encastrados en el suelo. No debemos abusar: muchos puntos focales puede provocar cierto caos visual.

Otro recurso interesante es el crear sombras. Éstas pueden producir un efecto tan bueno como el hecho de colocar una luz. Es el caso, por ejemplo, de la sombra de un árbol proyectada en una pared lisa.

Iluminación efímera

Como su nombre indica es la iluminación de quita y pon. Es la que podemos usar para una fiesta o reunión. Podemos utilizar desde velas en recipientes de cristal a bolsas de papel, pasando por candelabros, quinqués, antorchas de parafina, farolillos o piquetas de neón. Incluso una lámpara de interior que saquemos por unas horas a la terraza sería también iluminación efímera.