Paladares con morriña

Los inmigrantes se las arreglan para disfrutar aquí de los sabores de su tierra. Importan sus marcas favoritas y los productos que aquí no encuentran.
Abdeladim.
Abdeladim.
Abdeladim.
Imagínense unas Navidades sin jamón serrano. ¿A caso no tienen una marca favorita de cacao en polvo? Pues eso es lo que les pasa a los inmigrantes afincados en Valladolid, que añoran aquellos productos típicos de su tierra, sobre todo los que aquí son difíciles de conseguir.Un mercado potencial que algunos de ellos han sabido ver y que les ha llevado a montar su propio negocio. «Importamos todo tipo de mercaderías de Ecuador, Venezuela, Bolivia, Perú, Brasil y Colombia», asegura Fran, el dependiente de una tienda especializada en productos latinoamericanos, «aunque no todo está permitido, hay marcas y materias primas que se pueden traer y otras que no pasan la aduana», dice.

Los nuevos vecinos buscan en este tipo de tiendas aquellos productos que son imposibles de encontrar en España, como harina de plátano o pulpa de fruta congelada, que aquí no se estila, pero allí es indispensable para cocinar postres tradicionales.

Las marcas favoritas

No sólo es una cuestión de carencias, también es por preferencia. «Aquí hay té, cuscús y dátiles, pero no son como los que tenemos en Marruecos», nos dice Abdeladim, lo mismo ocurre con los refrescos y otro tipo de comidas envasadas, «no es que aquí no haya, es que el paladar está acostumbrado a una determinada marca, y si te dan la posibilidad de tenerla aquí, pues muchos lo prefieren», cuenta Fran.

Hay muchos vallisoletanos que acuden a este nuevo tipo de establecimientos por curiosidad, para probar algo diferente y regresan para comprar más, «sobre todo cervezas colombianas, parece que a la gente le están gustando mucho». Tampoco todos los productos son de importación, «este queso está elaborado y envasado en Burgos, sólo que al estilo colombiano, con otra forma de prensado», comprueba en la etiqueta.

Que sean de allí no significa que sean mejores ni peores, pero sí algo más caros, puesto que hay que traerlos desde muy lejos, y eso, cuesta dinero.

Los más numerosos

Si hay compradores en estos negocios es, precisamente, porque surgen para poblaciones bastante numerosas. Sin contar con otro tipo de comunidades musulmanas, hay 1.094 marroquíes censados en Valladolid. Y en el caso de los latinoamericanos, que superan los 6.000, los más numerosos son ecuatorianos (1.358) y colombianos (1.325).

En sus pequeños paraísos

Abdeladim. A sus 40 años, lleva cuatro viviendo en Valladolid. Trabaja en una carnicería de la calle Granada, en el barrio de Delicias, donde se venden productos de orígen marroquí. Dátiles, cuscús, té y carne de animales sacrificados por el rito musulmán son los más demandados en la tienda.

Fran Alsate. Tiene 26 años, es colombiano y lleva dos en Valladolid. Atiende al público en el autoservicio Sin Fronteras de la calle Moradas, en el barrio de La Rondilla. Venden productos destinados a la comunidad latinoamericana. Refrescos y marcas típicas de allí son lo más buscado.

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