El 97% de los hombres canarios afirma haberse depilado en alguna ocasión y nueve de cada diez mujeres canarias los prefieren con el vello recortado o depilado, sobre todo en la espalda y glúteos, según el estudio 'Tendencias actuales en depilación masculina' de Philips.

En España, el 88% de los hombres admite que se ha depilado o recortado el vello corporal alguna vez, y son los canarios los que más lo hacen (94%). Frente a ellos están los navarros, pues tan sólo uno de cada tres afirma haber realizado esta práctica.

La cuchilla es la técnica que más heridas ha provocado entre los hombres. Así, siete de cada diez canarios afirma haber sufrido alguna herida por cuchilla al eliminar el vello de alguna zona de su cuerpo.

Las zonas más vulnerables a las heridas, según los hombres españoles, son la zona púbica (59%), las piernas (38%), el pecho (31%), los brazos (11%) y, por último, la espalda y los glúteos (7%). Canarios y baleares coinciden en la que zona púbica y las piernas, con un 66%, son las zonas más expuestas a sufrir posibles heridas durante la depilación.

En Canarias, el 53% de los hombres confía en la maquina eléctrica para eliminar o recortar el vello porque consideran que son más seguras y eficaces que el resto de técnicas, mientras que dos de cada diez afirman utilizar este aparato por la mayor personalización que permite frente a otras técnicas, como por ejemplo la cuchilla.

Para un 87% de las canarias, un hombre depilado o con el vello corporal cuidado es más sexy que otro que no lo hace, aunque son las riojanas y las vascas quienes, en mayor medida, así lo afirman.

La espalda es para el 96% de las mujeres canarias la zona del cuerpo masculino que prefieren ver depilada o con el vello recortado. Frente a ellas, las cántabras son quienes menos preocupación muestran por que alguna zona concreta del cuerpo de un hombre esté depilada o con el vello recortado.

Un 55% de las españolas admite que ha depilado o recortado el vello corporal a un hombre en alguna ocasión. En el caso de las canarias, más de la mitad afirma que lo ha hecho en alguna ocasión, mientras que las cántabras y las extremeñas están entre las españolas menos comprometidas con ayudar a realizar esta práctica a los hombres.