'Çapulcu': los indignados turcos que reivindican sus libertades

  • La acampada en Estambul recuerda a la de la puerta del Sol en España, aunque existen notables diferencias con el movimiento 15-M.
  • El giro autoritario del Gobierno de Recep Tayyip Erdogan está en el origen de una protesta donde los factores económicos no son tan determinantes.
Decenas de manifestantes gritan consignas y muestran banderas y pancartas durante una marcha por la calle Istiklal de Estambul (Turquía). Las violentas protestas que azotan a toda Turquía desde el pasado viernes se han cobrado ya la vida de al menos dos personas, mientras que cientos fueron heridas y detenidas temporalmente durante los enfrentamientos con las fuerzas del orden.
Decenas de manifestantes gritan consignas y muestran banderas y pancartas durante una marcha por la calle Istiklal de Estambul (Turquía). Las violentas protestas que azotan a toda Turquía desde el pasado viernes se han cobrado ya la vida de al menos dos personas, mientras que cientos fueron heridas y detenidas temporalmente durante los enfrentamientos con las fuerzas del orden.
Sedat Suna / EFE
Decenas de manifestantes gritan consignas y muestran banderas y pancartas durante una marcha por la calle Istiklal de Estambul (Turquía). Las violentas protestas que azotan a toda Turquía desde el pasado viernes se han cobrado ya la vida de al menos dos personas, mientras que cientos fueron heridas y detenidas temporalmente durante los enfrentamientos con las fuerzas del orden.

Recep Tayyip Erdogan, primer ministro turco y líder del partido Justicia y el Desarrollo (Adalet ve Kalkınma Partisi, AKP) les llamó 'çapulcu', es decir, merodeadores sin domicilio o, traducido al castellano, 'perroflautas'.

Fuera de su país ya se les conoce como los 'indignados' turcos. Sin embargo, la acampada situada en la plaza Taskim y que se extiende por el parque Gezi, en Estambul, tiene notables diferencias tanto con el 15-M español como con la primavera árabe.

En esta ocasión el enemigo señalado no es el sistema, entendido como la democracia imperfecta que denunció la Acampada Sol, sino el partido del Gobierno. El AKP está empeñado en dar un giro islámico (condena de las muestras públicas de afecto, sentencias por blasfemia, restricción de la venta de alcohol, construcción de grandes mezquitas) en un país cuya constitución decreta la ilegalización de cualquier partido que declare una adscripción religiosa. Eso, a pesar de que la mayoría de la población tiene cultura musulmana.

Ramón Marcos, sociólogo especialista en movimiento sociales, destaca que el crecimiento económico (Turquía aumentó su PIB un 2,2% en 2012) es un "muro de contención" de las protestas sociales. Cuando este cae, se revelan los defectos. En el caso de España, la incapacidad política para conectar con el ciudadano más allá de la celebración de elecciones cada cuatro años. En el caso de la nación del Bósforo, la deriva autoritaria.

Javier Albarracín, director de Desarrollo Socioeconómico del Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed), señala que esta no es una 'primavera árabe': "No tiene nada que ver". ¿La razón? Que mientras Túnez, Egipto o Libia se rebelaron contra dictadores, Turquía tiene un sistema democrático.

Desobediencia y horizontalidad

El rechazo al proyecto para construir un centro comercial en el parque Gezi es solo la excusa que sacó a la calle a los 'çapulcu'. Entre ellos, además de una enorme variedad de clases sociales, tendencias ideológicas y de grupos étnicos, también hay militantes y miembros de los partidos de la oposición. En España, los dirigentes de PSOE e IU que intentaron acercarse al kilómetro 0 de Madrid no lo consiguieron.

"Vuelve a haber una explosión súbita de desobediencia civil masiva y pacífica", subrayan desde la Comisión de Internacional de la Acampada de Barcelona (@15mBCN_Int), que está haciendo un seguimiento en directo de lo que ocurre en Turquía. "Hay muchos colectivos implicados y las protestas, siguiendo el esquema de España, se han extendido fuera de Estambul", insisten. El movimiento, al igual que en otros países antes, es horizontal, apuntan desde el colectivo Democracia Real Ya (DRY): "No hay líderes ni cabeza visibles, lo que dificulta que se ataque a los impulsores. Funciona como un enjambre".

En Estambul también hay plaza, la de Taksim, y una acampada, aunque la organización es diferente. Según relata desde el terreno Juan Luis Sánchez, periodista de eldiario.es, no hay comisiones ni asambleas, aunque sí una organización básica que permite abastecer de agua y comida el enclave. Los ciudadanos también se han volcado realizando donaciones. Hay debate y confrontación de ideas. El diálogo es constante y la voluntad de permanecer hasta ser escuchados, firme.

En esta ocasión, las redes sociales vuelven a jugar un papel fundamental. Activistas de distintos países han creado nodos para distribuir la información que llega de Oriente Próximo a través de una web que se actualiza de forma constante. "Twitter vuelve a ser un campo de batalla para construir el discurso político, por eso se ha intentado criminalizar a 29 usuarios deteniéndoles y acusándoles de incitar a la violencia", explican desde DRY.

Cuatro víctimas mortales

Para Europa, Turquía es el socio islamista moderado en una de las zonas más calientes del continente. A pesar de ello, su Ejecutivo también ha caído en la tentación de intentar criminalizar a los que protestan. Este jueves, tras regresar de una gira por el Magreb, el primer ministro aseguró que entre los manifestantes hay "condenados por actos de terrorismo". También se reafirmó en que la construcción del centro comercial sobre el parque de la discordia seguirá adelante.

El presidente de la república y el viceprimer ministro ya han intentado frenar la escalada verbal admitiendo que los agentes de la ley han podido extralimitarse, pero la policía sigue empleándose duro, más que en España y tanto como en Grecia. Los gases lacrimógenos y las cargas se han convertido en habituales. Cuatro personas han perdido la vida. Dos de ellas fueron alcanzadas en la cabeza por proyectiles disparados por los antidisturbios. Otro era un policía que cayó a una zanja cuando perseguía a un grupo de manifestantes

El futuro de este levantamiento social, como ha ocurrido en España y en los países de la Primavera Árabe, es incierto, alerta el sociólogo Ramón de Marcos. "Es demasiado pronto", concluye.

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