Este viernes 31 de mayo se abren las puertas de uno de los grandes acontecimientos del año en el sector literario: la Feria del Libro de Madrid, que hasta el próximo 16 de junio, y con el paseo de coches del parque del Retiro como escenario, hará que lectores y curiosos se den la mano con sus autores favoritos, editoriales y librerías.

Este año tendrá un especial protagonismo dos elementos aparentemente en vías de extinción: el libro en papel y la figura del librero. El primero, un soporte denostado en pro del ebook, y el segundo, una profesión que juega un papel fundamental y es "quien alienta la lectura y pone en marcha la cadena del libro", afirma la organización.

En su edición número 72 y con el lema El libro es la respuesta, la feria llega con mucha fuerza: 457 expositores (32 más que el año pasado), muchas firmas de primerísima línea y multitud de actividades y homenajes.

Este fin de semana pasarán por la feria Laura Gallego, Almudena Grandes, Cornelia Funke, Ildefonso Falcones, Javier Sierra y Use Lahoz, entre las más de 2.500 firmas previstas.

Durante las próximas semanas también firmarán ejemplares Matilde Asensi, Arturo Pérez-Reverte, Jordi Sierra i Fabra, Valerie Tasso, Javier Reverte, Alfredo Gómez Cerdá y su hijo, Jorge Gómez Soto, así como autores tan variopintos como la abogada Ada Colau, el tertuliano Maxim Huerta, el cocinero Alberto Chicote, la presentadora Mariló Montero y el torero Manuel Díaz, el Cordobés.

En cuanto a eventos, habrá talleres de ilustración, de animación a la lectura y cuentos interactivos, mesas redondas sobre literatura, educación, sociedad o política, presentaciones de libros, un pabellón dedicado a la tecnología con dispositivos y nuevas tecnologías para lectura, y otro para los niños, los lectores del futuro.

También habrá homenajes a tres importantes autores fallecidos este año: José Luis Sampedro, Eugenio Trías y el historietista Mingote.

Al contrario de lo que podría pensarse, la alarmante crisis del sector ha hecho más grande esta importante cita con la cultura.

Con una caída del 15% en ventas en el último trimestre, la Feria del Libro de Madrid se ha convertido en la tabla de salvación para muchos implicados en este negocio, y por ello han puesto toda la carne en un asador que les reportará una parte importante de sus ingresos anuales, "el mejor escaparate para una venta directa", asegura Teodoro Sacristán, director de la feria.

"Hay más expositores y en este sentido ha aumentado mucho la presencia de editores pequeños o muy pequeños, o de fuera de Madrid. La feria les ofrece una afluencia de público y una promoción que no tienen en otra parte de España, y todo el mundo espera ese tirón de venta que durante el año no ha habido", explica Sacristán, aclarando que el precio de las casetas se ha mantenido durante los últimos años.

En ese sentido, se espera compensar el descenso de la afluencia de público a las librerías y que ese "empuje" perdure en el tiempo.

En el gremio de los libreros, este año echarán en falta dos librerías emblemáticas que han cerrado por la jubilación de sus dueños: Rumor y La Regenta.

Para que una editorial pueda contratar una caseta —al precio de 3.000 euros toda la feria— debe tener en su catálogo un mínimo de 120 títulos. Las editoriales que no llegan a tanto, o que no pueden permitirse el precio, echan mano de un recurso habitual: compartir caseta.

Es el caso de la zaragozana Apila Ediciones, que se estrena este año en la Feria del Libro de Madrid compartiendo caseta con otras dos editoriales. "Hay muy poco espacio", se lamenta Eduardo Flores, gerente de la editorial. "La idea es que cada editorial tuviera un representante atendiendo en la caseta pero creo que no vamos a caber los tres, habrá que ponerse de acuerdo. Yo voy con toda la buena voluntad para que no haya fricciones", asegura. Por la tarde han quedado para repartirse espacio y labores.

Para esta editorial de seis años especializada en álbum infantil ilustrado, había llegado la hora de "dar el salto" y promocionarse fuera de Aragón en una de las principales ferias del libro. "Ya teníamos un stock suficiente así que hemos invertido para darnos a conocer aquí y presentar nuestro trabajo", explica Flores. Y vender el mayor número de ejemplares, de paso.

Ya solo queda esperar a que el tiempo acompañe —la metereología preocupa mucho, influye directamente a las ventas—, y por ahora el fin de semana promete ser bondadoso con los amantes del libro.