Acusaciones y defensas mantienen discrepancias sobre causas del vertido al Besaya e indemnizaciones

La fiscal cree que el vertido fue por "el rebosamiento no controlado" de agua amoniacal, que era "evidente y previsible" que llegaría al río
Los acusados del vertido de amoniaco al Besaya en la última vista del juicio
Los acusados del vertido de amoniaco al Besaya en la última vista del juicio
EUROPA PRESS
Los acusados del vertido de amoniaco al Besaya en la última vista del juicio

Las tres acusaciones y las cuatro defensas del juicio por el vertido de amoniaco al río Besaya en 2008 han mantenido en sus informes finales las discrepancias sobre las causas de la mortandad de los cerca de 40.000 peces, así como sobre la valoración de las indemnizaciones para la recuperación de este espacio.

En la tercera y última vista de este juicio, que se ha celebrado este jueves en el Juzgado de lo Penal número Tres de Santander, y que ha quedado visto para sentencia, ambas partes han diferido también sobre la autoría del vertido.

Las acusaciones han considerado que "existe una relación de causalidad" entre los trabajos que realizaron los operarios de Johnsons Control en la empresa Froxá y el vertido por sus "concordancias temporales, espaciales y cualitativas".

Sin embargo, las defensas han cuestionado esta afirmación porque, a su juicio, "los peces no fueron analizados por lo que no hay cuerpo del delito y no hay autopsia" y los peritos no han despejado el "nivel de incertidumbre" sobre su muerte.

Las indemnizaciones también han sido un punto de desencuentro entre las partes, ya que la Fiscalía y Ecologistas en Acción apoyan la petición del Gobierno de Cantabria, que las ha valorado en cerca de 500.000 euros, mientras que las defensas de Froxá y Johnsons Control, a quienes se les pide responsabilidad civil subsidiaria, las estiman en poco más de 60.000 euros.

Las defensas de los acusados también han apoyado esta última cifra al considerar que la responsabilidad se debe calcular aplicando la ley estatal de Responsabilidad Ambiental y no la autonómica de Pesca como solicita la letrada del Ejecutivo.

La consideración de que los tres acusados, un operario y un jefe de servicio de Johnsons y el jefe de mantenimiento de Froxá, sean juzgados por vía penal y no administrativa también ha sido objeto de las diferencias entre acusaciones y defensas.

Mientras la Fiscalía ha afirmado que los actos son constitutivos de "disposición penal" al haber vulnerado las leyes de Aguas y Residuos con imprudencia grave, pidiendo por ello a los acusados una condena de 18 meses de prisión, petición apoyada por las acusaciones del Gobierno de Cantabria y Ecologistas en Acción.

Por el contrario, las defensas de los tres acusados han solicitado la libre absolución. En el caso del jefe y operario de Johnsons, porque cree que actuaron "de acuerdo al manual" y que modificaron el procedimiento para "minimizar" las afección de los gases amoniacales a los vecinos de Cartes, que "ya se habían quejado" con anterioridad.

"lo único que hizo fue coger el teléfono"

El abogado del jefe de mantenimiento de Froxá ha reiterado constantemente "no entender" por qué su patrocinado está imputado, ya que "lo único que hizo fue coger el teléfono en su día de vacaciones" y cuando le llamaron "los peces ya habían muerto" y el vertido "se había producido horas antes".

Por otro lado, la fiscal ha considerado "incontrovertido" que el vertido se produjo entre las 15 y las 19.30 horas del 25 de julio de 2008, que murieron cerca de 40.000 peces por asfixia, que éstos aparecieron 50 metros por debajo de Froxá y que desde esta fábrica se realizó un vertido de amoniaco.

"Los peces muertos son una realidad y han muerto por algo muy tóxico, y luego no hay restos de anda, lo que sólo puede acreditarse a un elemento muy volátil como el amoniaco o la lejía", ha afirmado la fiscal, que ha opinado que fue un vertido "provocado intencionadamente" al haber modificado el procedimiento y no haber retenido el agua amoniacal en un recipiente hermético.

Rebosamiento "intencionado y no controlado"

Para el Ministerio Público, el vertido al Besaya fue por "el rebosamiento intencionado y no controlado" y ha considerado "evidente y previsible" que el agua amoniacal llegaría al río pero estos operarios de Johnsons "lo asumieron".

A este respecto, la defensa de éstos ha señalado que el desbordamiento era "controlado" y que el objetivo de este procedimiento, que era no causar "alarma" entre los vecinos, "se cumplió" porque no se emitieron gases.

Sobre el jefe de mantenimiento de Froxá, la Fiscalía ha indicado que "incumplió normas técnicas y de sentido común" porque, a su juicio, cuando a este hombre le llaman para comunicarle que se está produciendo un vertido "no llama ni al Seprona ni a la Consejería de Medio Ambiente ni a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico".

El abogado defensor de este trabajador de Froxá ha explicado que "no intervino en las operaciones", "no llamó a nadie porque el Seprona ya lo sabía" y "los peces ya habían muerto" cuando se enteró. Además cree que "la única imprudencia" que este hombre cometió el día de autos fue "coger el teléfono" en un día de fiesta.

Creyeron que el vertido "pasaría desapercibido"

Por otro lado, la letrada de Ecologistas en Acción ha opinado que el vertido fue "premeditado", que los acusados "nunca tuvieron intención de depurar el amoniaco", que diluyeron esta sustancia para "camuflar el vertido pero se les fue de las manos" o que "creyeron que el río estaba contaminado y que el vertido pasaría desapercibido".

También ha considerado que el vertido tendría "una gran carga contaminante" porque fue "extremadamente letal" no sólo con los peces (truchas y piscardos) sino con la vegetación que, junto a Froxá, "al día siguiente estaba totalmente quemada".

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