Los disturbios se extienden por las afueras de Estocolmo tras tres días de incidentes

  • La última noche se saldó con ocho detenidos y decenas de coches quemados.
  • Los vecinos denuncian cargas contra niños y ancianos e insultos racistas.
  • La Policía descarta protestas espontáneas y apunta a la violencia organizada.
Vista de un vehículo en llamas tras los disturbios registrados en el barrio de Kista, en Estocolmo, Suecia.
Vista de un vehículo en llamas tras los disturbios registrados en el barrio de Kista, en Estocolmo, Suecia.
Fredrik Sandberg / Efe
Vista de un vehículo en llamas tras los disturbios registrados en el barrio de Kista, en Estocolmo, Suecia.

Una oleada de disturbios, la mayor en años, ha azotado la periferia de Estocolmo en las últimas 72 horas, después de que los incidentes que comenzaron al oeste de la capital se extendiesen a una decena de barrios de las afueras, donde ocho personas han sido detenidas y decenas de coches quemados durante la última noche de enfrentamientos que, no obstante, han descendido en intensidad en Husby, el epicentro del conflicto.

Los barrios afectados por los disturbios tienen dos factores comunes. Por un lado, la alta concentración de población de origen inmigrante y, por otro, los problemas económicos, que se han agudizado en los últimos años con los recortes del Gobierno de derechas sueco del seguro de desempleo, las ayudas sociales y en educación.

No obstante, el origen de estos enfrentamientos está relacionado con la muerte, la pasada semana, por disparos de la policía, de un inmigrante con problemas psíquicos en su apartamento de Husby, donde se había encerrado con su compañera. Los agentes aseguraron haber disparado en defensa propia, al ser amenazados con un hacha. Sin embargo, esta explicación, unida a la actuación irregular se las fuerzas del orden, no convenció a los vecinos y provocó la apertura de una investigación interna.

Pero la violencia estalló la noche del pasado domingo al lunes. Algunos individuos incendiaron los primeros coches, unos actos que se recrudecieron al día siguiente. Por su parte, los diarios suecos recogen los testimonios de vecinos que denuncian las cargas policiales contra niños y ancianos y supuestos insultos racistas de los agentes como "negros", "ratas" o "monos".

Por su parte, la Policía ha descartado que se trate de protestas espontáneas y se decanta por la violencia organizada; la asociación Megafon, que trabaja con jóvenes inmigrantes de la zona, ha vinculado los sucesos con el racismo y la sensación de abandono que viven las zonas periféricas de Suecia; la oposición de izquierda ha señalado a la política liberal del Gobierno, del primer ministro Fredrik Reinfeldt, y la ultraderecha, que pretende sacar rédito electoral, ha pedido que se decrete el estado de excepción y el toque de queda.

Actos de "hooliganismo"

Respecto a Reinfeldt, que este fin de semana ha estado muy activo con compromisos como el festival de Eurovisión, en Malmö, las amonestaciones previas a la boda de la princesa Magdalena y la final del Mundial de hockey sobre hielo que ganó el país, no se pronunció oficialmente sobre los disturbios hasta el martes. Y lo hizo para enviar a su ministro de Integración y tachar los actos de "hooliganismo", aunque reconoció la necesidad de atender a estas zonas e invertir en educación.

Uno de cada cinco jóvenes de Husby ni estudia ni trabaja y el índice de paro y de gente que vive de la ayuda social es del 8,8 y del 12%, respectivamente. Una cifra que se repite en otros barrios de la periferia, pero que se aleja de los datos de Estocolmo, con el 3,3% de paro y el 3,6% de dependientes de la ayuda social.

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