Atrás queda el tópico de que las mujeres siempre son bajistas. Janis Joplin revolucionó los sesenta con un contundente discurso de rock y blues. Murió en su cumbre creativa de una sobredosis tras grabar la legendaria Me and Bobby McGee. En los setenta, Patti Smith brilló en el hervidero musical e intelectual neoyorquino. Pronto fue elevada a la categoría de poetisa punk y, a día de hoy, es una influencia a venerar por muchos músicos.
Discípulas con mensaje
PJ Harvey sorprendió a mitad de los noventa con un rock sexual lleno de mensajes. Su carrera incluye una colaboración con otro mito femenino: Marianne Faithfull. Harvey reivindicó, además, un nuevo concepto de sexualidad femenina alejado de los cánones. En la misma onda se mueve Juliette Lewis, que lleva tres discos en dos años.
Courtney Love, la viuda negra del grunge, practicó un feminismo de revista en el grupo Hole. Tori Amos, por su parte, nunca ha dejado de defender los derechos de las mujeres. La cantante, que narró su propia violación en una canción, Me and a Gun, milita en una fundación de víctimas de abusos sexuales. Por su parte, Sinnead O’Connor denunció la represión sexual, con más o menos fortuna, al romper una foto del Papa Juan Pablo II.
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