El Porcal, una explotación de grava convertida en el hogar de 8.000 aves singulares

  • La restauración ambiental ha hecho posible la transformación de esta zona en un espacio de lagunas llenas de actividad animal.
  • El humedal está situado a tan solo 25 kilómetros de la Puerta del Sol.
  • Hace ocho años se extraían de El Porcal unas 12.000 toneladas de grava al día.
Imagen de El Porcal, la zona de humedales de Madrid que hasta hace unos años era una simple explotación de grava.
Imagen de El Porcal, la zona de humedales de Madrid que hasta hace unos años era una simple explotación de grava.
Caty Arévalo / EFE
Imagen de El Porcal, la zona de humedales de Madrid que hasta hace unos años era una simple explotación de grava.

A tan solo 25 kilómetros de la Puerta del Sol, junto a una de las zonas más industrializadas de España, la restauración ambiental ha hecho posible la espectacular transformación de una explotación de grava en el extraordinario rosario de lagunas de El Porcal, hogar de 8.000 aves singulares.

Al contemplar estas más de 400 hectáreas de lagunas cristalinas llenas de actividad animal, escondidas entre las estepas y humedales de los cursos bajos de los ríos Manzanares y Jarama en la Comunidad de Madrid, cuesta imaginar que de sus profundidades se sacaban hace apenas ocho años cerca de 12.000 toneladas de grava diarias.

"El Porcal es una explotación de áridos de casi medio millar de hectáreas, que lleva en actividad desde comienzos de los años 70 y alcanzó su pico extractivo en los años del boom de la construcción", explica Alfredo Contonente, responsable de esta cantera, propiedad del Grupo Cementos Portland Valderribas.

Del que ahora es un oasis de agua y naturaleza y una de las joyas del Parque Regional del Sureste se sacaban en 2003 y 2004 cerca de dos millones de toneladas anuales de áridos que, posteriormente, se procesaban en una planta de tratamiento para sacar las diferentes granulometrías demandadas por el mercado de la construcción.

Un lugar acogedor para la fauna de humedales

Las labores de restauración de la gravera, a las que están obligadas por Ley este tipo de empresas, se han llevaron a cabo desde el principio de forma "paralela a la explotación" y en el marco de un convenio que la cementera suscribió con la asociación naturalista madrileña Naumanni en 2002.

Así, Contonente detalla que "no se hace una extracción masiva de grava y a continuación empieza la restauración, sino que la recuperación se hace de manera paralela".

De esta manera, a medida que se dejan de sacar áridos de una zona, se "pincha" el acuífero para que aflore el agua subterránea, se repuebla con vegetación autóctona, se acondicionan y naturalizan las orillas o se crean playas e isletas aisladas de tierra para que sirvan de refugio a las aves.

"Las acciones han estado orientadas a que El Porcal vuelva a ser un hogar acogedor para todas las especies de fauna ligadas a los humedales, por eso hemos reparado taludes para la cría de aves riparias, de abejarucos o de aviones; creado vivares para los conejos o aislando tendidos eléctricos, en colaboración con Red Eléctrica de España", indica Manuel Fernández, portavoz de Naumanni.

Los resultados de años de esfuerzos e inversiones en restauración ambiental son perfectamente visibles: en El Porcal habitan en la actualidad 180 especies de vertebrados, entre aves, mamíferos, anfibios y reptiles, muchas de ellas consideradas amenazadas en el Catálogo de Especies de la Comunidad de Madrid y en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Entre las de mayor fragilidad: el ave toro, que de las cuatro únicas parejas anidando en España, cuenta con una aquí; la mayor colonia de garza imperial de toda la región (70 parejas); y la única que cuenta con una pareja reproductora del vulnerable pato colorado.

Una hibernada de más de 2.000 cigüeñas, algunas de ellas negra, 300 cormoranes, 6 parejas reproductoras de aguilucho lagunero y otras tantas de especies amenazas cada vez más difíciles de encontrar y cuya presencia atesora la buena calidad de las aguas de estas lagunas: martín pescador, pato cuchara, focha común, escribano palustre, tejón, lagarto ocelado, sapo corredor, galápago leproso o nutria.

El milagro real de la restauración ambiental ha dado lugar, por tanto, a que El Porcal haya pasado de gris gravera a una red de lagunas de tal importancia ecológica que han merecido el reconocimiento de su inclusión en la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), así como en la red de espacios ecológicos europeos Natura 2000.

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