En el 70% de los casos el marido era español y la esposa extranjera. La nacionalidad más habitual es la rumana, tanto para hombres como para mujeres.
os aragoneses también se casan con colombianas, brasileñas, ecuatorianas o dominicanas, mientras que las mujeres se emparejan con marroquíes, colombianos, franceses, ecuatorianos o argentinos. El año pasado también hubo seis uniones entre personas del mismo sexo pero de diferente nacionalidad.
La mayoría se casan por lo civil. El año pasado, 382 bodas se hicieron en el juzgado, mientras que 105 fueron por el rito católico y 2 por otras religiones.
Fruto de estas uniones han nacido 2.651 niños, una variable que también se ha disparado en este tiempo: de 262 a 609 bebés el año pasado. Así pues, ya suponen el 29,8% de los nacimientos.
«Vivo aquí hace diez años y ya tengo una hija que va a hacer tres», explica Colin, un inglés que se casó con una aragonesa hace cuatro años. «Como los dos somos católicos no hubo ningún problema», añade. El caso del argelino Aissa fue diferente. «Me casé hace once años con una mujer de aquí que se convirtió al Islam para la boda», señala.
Matrimonios por conveniencia
El aumento de bodas con extranjeros se debe principalmente al crecimiento de esta población en la comunidad (en Zaragoza ya supone el 10%). Pero también hay muchos casos en los que los inmigrantes se casan para regularizar su situación. Por eso, desde los juzgados se controlan todos los casos con entrevistas personales. En muchas ocasiones, el matrimonio se rompe si uno se da cuenta de que ha sido por interés.
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