Los científicos apuestan por las células adultas para zanjar el debate ético de la clonación

Un equipo científico en Oregón (Estados Unidos) ha reprogramado, exitosamente, células de piel humana para que se conviertan en células madre capaces de transformarse en cualquier otro tipo de célula del cuerpo, informó la revista Cell, lo que puede abrir la vía a la clonación con fines terapéuticos de órganos humanos.
Un equipo científico en Oregón (Estados Unidos) ha reprogramado, exitosamente, células de piel humana para que se conviertan en células madre capaces de transformarse en cualquier otro tipo de célula del cuerpo, informó la revista Cell, lo que puede abrir la vía a la clonación con fines terapéuticos de órganos humanos.
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Un equipo científico en Oregón (Estados Unidos) ha reprogramado, exitosamente, células de piel humana para que se conviertan en células madre capaces de transformarse en cualquier otro tipo de célula del cuerpo, informó la revista Cell, lo que puede abrir la vía a la clonación con fines terapéuticos de órganos humanos.

Un grupo de científicos de Estados Unidos, entre los que se encuentra la española Nuria Marti Gutiérrez, ha conseguido clonar células madre a partir de células de piel humana, lo que puede abrir la vía a la clonación con fines terapéuticos de órganos humanos.

La noticia, además del mensaje esperanzador que lanza a la sociedad para la sanación futura de enfermedades hasta ahora incurables, como el Parkinson, el Alzheimer o la diabetes, abre de nuevo el debate ético y sitúa a la ciencia en el foco de los sectores más conservadores.

Las preguntas son claras: ¿cuál es el límite de la clonación terapéutica? ¿Atentan estas técnicas contra la vida? ¿Es el primer paso para clonar seres humanos?

"El límite debe marcarlo la legislación de cada país. En España están permitidos este tipo de estudios y personalmente soy partidario de utilizar la clonación con fines terapéuticos, es un gran avance", asegura a 20minutos César Benito, Catedrático de Genética de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

Benito entiende las críticas que puedan recibir este tipo de técnicas: "Cada uno tiene sus creencias y son absolutamente respetables. Es cierto que ya hay algo desde que hay una sola célula pero yo me preguntaría: '¿eso ya es vida? ¿Es una persona?' Yo diría que el embrión empieza a ser persona con los primeros esbozos del sistema nervioso central, que es cuando empieza a tener sus primeros sentimientos. Ahí empezarían los problemas morales".

El profesor complutense explica que la técnica utilizada por el grupo de trabajo de Estados Unidos, semejante a la que se utilizó con la oveja Dolly, es la variación de un método de uso común, llamado transferencia nuclear de célula somática (SCNT), que consiste en el trasplante del núcleo de una célula en un óvulo al cual se le ha retirado su material genético, y desvela que existe otro método que desde el punto de vista ético no produciría tanta controversia.

"Los problemas éticos de este proceso podrían evitarse usando células IPS (células adultas reprogramadas), una técnica desarrollada por el japonés Shinya Yamanaka, de la Universidad de Kioto. Con esta técnica se consiguen células similares a las embrionarias pero a partir de células adultas. No hay embriones, ni óvulos ni clonación", sostiene este experto en genética humana. El problemas de esta técnica es que aún no es lo suficientemente segura para tener un uso generalizado.

"Hay que destruir un embrión de cinco o seís días"

La opinión de César Benito puede resumir el sentir general de la comunidad científica, donde la clonación terapéutica también tiene detractores, como Justo Aznar, director del Instituto de Ciencias de la Vida de la Universidad Católica de Valencia y miembro de la Pontifica Academia para la Vida.

"La clonación terapéutica supone un indudable avance técnico, pero éticamente merece una valoración negativa, pues para obtener las células madre embrionarias de esos embriones clonados hay que destruirlos, lo que éticamente no es admisible", dice en un comunicado hecho público por el arzobispado de Valencia.

El investigador valenciano lamenta que "para obtener las líneas celulares de la llamada clonación terapéutica hay que partir de un embrión humano de cinco o seis días, que tiene la misma dignidad como ser humano que un adulto, y que hay que destruir".

Aznar, sin embargo, considera que la utilización de células adultas zanjaría la polémica ética: "Todas las dificultades éticas podrían evitarse utilizando en los ensayos células adultas".

Por su parte, en RNE, César Nombela, miembro del Comité de Bioética de España, subraya que es importante tener en cuenta que con la técnica de la clonación "se crean embriones para la destrucción".

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