Dos acusados del vertido al Besaya cambiaron el procedimiento habitual dejando desbordar el agua amoniacada

La Fiscalía pide un año y medio de cárcel para los tres acusados por un delito contra el medio ambiente

Dos de los tres acusados por el vertido al río Besaya en julio de 2008, que ocasionó la muerte de 40.000 peces en un tramo de dos kilómetros, han afirmado que cambiaron el procedimiento habitual para purgar el amoniaco del sistema de refrigeración de la empresa Froxá, en Santiago de Cartes, y dejaron que el depósito de agua amoniacada se desbordase aún sabiendo que ésta es "tóxica e irritante".

Durante la vista que se ha celebrado este lunes en el Juzgado de lo Penal número tres de Santander, los dos operarios de Johnson Controls han afirmado que cambiaron el procedimiento para evitar la emisión de gases, que se reducirían de un 100 a un cinco por ciento, y así "no alarmar" a los vecinos, que celebraban una fiesta popular.

Por su parte, el tercer acusado, jefe de mantenimiento de Froxá, ha asegurado que desconocía que los operarios de Johnson hubiesen cambiado el procedimiento y ha indicado que "nunca antes" se había permitido desbordar el depósito.

La Fiscalía solicita una condena de año y medio de cárcel para los tres acusados de un delito contra el medio ambiente, así como multas de 2.700 euros para cada uno de ellos, y que indemnicen al Gobierno de Cantabria y a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico con más de 500.000 euros por los daños ambientales.

Ecologistas en Acción y el Gobierno regional, que ejercen la acusación particular, ratifican las mismas peticiones formuladas por la Fiscalía, que propone también la inhabilitación de los procesados durante ocho meses para desarrollar profesiones en las que se manipulen sustancias tóxicas.

Los dos operarios han relatado que, en su intención de no emitir gases de amoniaco, diluyeron éstos en un depósito de agua, que comenzó a desbordarse hacia la zona del aparcamiento, donde se formó una "película superficial" de agua amoniacada que "no iba a ningún sitio porque había un bordillo de contención", y hacia una rejilla perimetral, que ellos pensaban que conectaba con la depuradora aunque no se cercioraron de ello.

Además, han señalado que ese agua contaminada con amoniaco, de la que un 30 por ciento iba al aparcamiento y un 70 a la rejilla, se estaba evaporando con "rapidez" porque era un día de "mucho calor" y esta solución tiene un punto de evaporación "30 veces superior al del agua".

El agua que caía en la rejilla creían que iba a la depuradora, cuando en realidad ésta estaba diseñada para recoger aguas pluviales y su destino era un arroyo soterrado, mientras que el líquido derramado en el parking pensaron que "no iba a ningún sitio" porque el bordillo lo contendría.

Sin embargo, el bordillo del aparcamiento tenía unos conductos de PVC para evitar la inundación de éste con el agua de lluvia y en los que tanto el operario como el jefe de servicio de Johnson Controls han asegurado que no se fijaron. Estos desagües retiran el agua a un talud que está a unos 20 metros del río.

No le informaron de "ningún vertido"

El jefe de mantenimiento de Froxá ha señalado que sólo recibió una llamada del operario de Johnson por la tarde y éste sólo le manifestó que se marchaba porque había finalizado los trabajos previstos para ese día, pero no le habló de "ningún vertido".

Pero, un rato después, le llamó el vigilante de la fábrica para comunicarle que estaban apareciendo peces muertos en el río y que el depósito que habían utilizado los operarios de Johnson "estaba perdiendo y no se podía cerrar el grifo".

Así, el jefe de mantenimiento indicó al vigilante que colocase el depósito encima de la arqueta de la depuradora. "Me pareció la solución más óptima en ese momento", ha dicho, al tiempo que ha admitido que la depuradora no está preparada para limpiar amoniaco.

Y es que, al tener la depuradora capacidad de 68.000 litros, pensó que los 1.000 litros del depósito "se diluirían hasta niveles tolerables" (por debajo de los 50 miligramos por litro, máximo permitido por ley) por lo que "no generaría problemas". Asimismo, mandó al vigilante desconectar la depuradora para que ésta no entrase en funcionamiento.

Después, llamó al jefe de servicio de Johnson para informarle de los peces muertos que estaban apareciendo pero éste "tampoco" le dijo "nada del rebose". Y, como "en ningún momento" relacionó lo ocurrido en el río con las labores de purga del amoniaco de Johnson, no llamó ni a las consejerías de Medio Ambiente y Biodiversidad ni a la Confederación Hidrográfica.

Por otro lado, el representante legal de Froxá ha afirmado que se enteró del vertido esa misma tarde cuando se acercó a la fábrica a llevar unos papeles. "Me interesé por el problema", ha relatado, al tiempo que ha asegurado que, tras conocer lo que sucedía, "lo único" que hizo fue cerciorarse de que el jefe de mantenimiento de la fábrica ya había dado instrucciones.

"falta de oxígeno" en el río

Por su parte, un agente del Seprona de la Guardia Civil ha explicado que, tras recibir el aviso de que estaban apareciendo peces muertos, se trasladó con otro compañero a la zona, donde comprobaron que los peces tenían "la boca y las agallas abiertas", algo que sucede cuando "hay falta de oxígeno" en el agua y que se suele producir por vertidos de productos como lejía o amoniaco, como fue el caso.

Los agentes inspeccionaron el río y comprobaron que 50 metros más arriba de Froxá los peces estaba vivos, mientras que aguas abajo estaban muertos. Por ello, se acercaron a la fábrica para saber si habían tenido "algún problema con la depuradora".

Así, acompañados por el vigilante, recorrieron las instalaciones donde encontraron el depósito, que estaba perdiendo agua con "un olor muy fuerte a amoniaco". El líquido "por la gravedad" caía hasta la rejilla pero "no había ninguna arqueta de la depuradora", ha asegurado el agente, que ha detallado que éste iba a parar a un arroyo canalizado.

Con ayuda del vigilante, cesaron el vertido y procedieron a recoger muestras de este líquido, tanto en el depósito como en la rejilla, así como de agua en los diferentes tramos del río donde había peces muertos y donde no.

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