Alfredo Landa, el dueño de lo normal y lo excepcional

  • Muere a los 80 años el actor Alfredo Landa.
  • Nos deja el 'landismo' pero, sobre todo, una larga lista de incomparables trabajos.
  • Ganó dos Goya, uno de honor, y un premio de interpretación en Cannes.
  • ENTREVISTA: "Todo en mi carrera ha sido maravilloso".
Alfredo Landa, un imprescindible del cine español con una filmografía de más de 120 películas (2007).
Alfredo Landa, un imprescindible del cine español con una filmografía de más de 120 películas (2007).
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Alfredo Landa, un imprescindible del cine español con una filmografía de más de 120 películas (2007).

El landismo: un actor debe ser muy importante para darle su nombre a todo un género, a toda una etapa histórica del cine español. Incluso a algo más, un país, porque el landismo representaba a unos españoles que, pese a los intentos de algunos, podían identificarse con mucha facilidad con un tipo bajito, inocente, algo bruto pero, en el fondo y sobre todo, de buen corazón.

El corazón de Alfredo Landa se paró este 9 de mayo de 2013, dos meses después de cumplir los 80 años. Por suerte, la persona y el actor fueron mucho más allá del landismo, y al fallecido intérprete se le recordará por mucho más que por bautizar un género. Alfredo Landa será recordado como uno de los grandes de nuestro cine, como un camaleón capaz de dar mucho más que un simple y arquetípico rostro. En malas, regulares y excelentes películas, Landa supo ser divertido, inquietante o desolador. Supo ser distinto. Supo sorprender. Y su trabajo no se quedó en el jardín nacional: fue reconocido, aplaudido y premiado en los más respetables foros de la cinefilía mundial.

Sobre su persona, como siempre, se arrojarán ahora los más sentidos piropos y las más solemnes muestras de admiración. Se recordará lo gran compañero que era, y más de uno utilizará la palabra "entrañable". Serán todas palabras justas, sobre todo porque no admitirán discusión: poco se supo (a nadie le interesó demasiado) su vida personal y, como entrevistado, sólo cabe decir que era alguien profundamente normal. Un actor y un tipo veteranos, de carácter, y sabedores de ser dueños de una admirable hoja de servicios.

Lo era: Landa fue un pilar insustituible en dramas como Los santos inocentes, en comedias como Atraco a las tres, en disecciones sentimentales y generacionales como Las verdes praderas o en precisos retratos de la españolidad como La vaquilla. Alfredo Landa, a diferencia de otros actores siempre aplaudidos, nunca era Alfredo Landa, sino el personaje que le tocara en suerte, al que siempre llenaba de matices, emociones y un humanismo que, desde luego, no le debía ser ajeno al actor.

Más allá de Goyas, carente de escándalos a su alrededor y, eso seguro, desaprovechado en los últimos tiempos por las carencias de nuestro cine (su última película es de 2007) , con la muerte de Alfredo Landa nos deja una persona normal y un artista excepcional. Una pésima noticia, sobre todo, por la escasez de ambas cosas en estos tiempos revueltos que ahora nos tocan vivir.

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