El acusado de asesinar a un hombre en Mompía pide perdón a la familia y reitera que no quería matarle

Según el fiscal, el imputado es "vicioso y pendenciero" y "lo poco que tenía de pensamiento humano en aquel momento se evaporó"
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EUROPA PRESS
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El acusado de asesinar a un hombre en Mompía en 2011 ha hecho este jueves uso de su última palabra para pedir perdón a los familiares de la víctima y reiterar que no quería matarle.

"Quiero pedir perdón a la familia y decir que no quise matarle en ningún momento", ha dicho Rubén H.P. en la cuarta sesión del juicio, en la que el fiscal, la acusación y la defensa han expuesto sus informes finales.

El fiscal por su parte ha ratificado su petición de condena por delito de asesinato porque, según ha dicho, el acusado tenía "ánimo de matar", ya que "disparó seis veces hasta dejar el cargador vacío y no disparó más porque no pudo".

En este sentido, ha negado su versión de que el arma se le disparó porque "la presión necesaria para apretar el gatillo es como sujetar sobre un dedo una garrafa de agua de cinco litros", ha dicho.

Además, ha opinado que la "causa originaria" del móvil fue "el instinto primario de dominio y poder" que se desató en él después de que su expareja se presentase en la casa con el fallecido y su pareja dejándole sin poder "consumar su deseo de relaciones sexuales".

A su juicio, el carácter de Rubén es "irascible, descontrolado, peligroso, vicioso y pendenciero", por lo que al no conseguir su propósito mantuvo una discusión "ilógica y absurda" con su expareja, a quien llama "puta", una situación que "sorprende" a la víctima y su pareja.

Según su versión, N.FP. intervino en defensa de la chica y el acusado le insultó. "No sé si hubo cruce de amenazas o no, pero sería como dos gallos en un corral enfrentándose mutuamente", ha opinado el fiscal, que ha relatado que, después, Rubén se fue sólo a la habitación donde sacó la pistola y al rato llegó la víctima. "Uno con una pistola y otro indefenso sin saber que la tiene", ha descrito.

Para el fiscal, la secuencia de disparos se produjo en el siguiente orden: primero, el fallido en la puerta de enfrente; en segundo lugar, el del dedo y el del brazo porque muestran la "actitud de la víctima de protección con la extremidades"; y tercero, los tres disparos "a bocajarro" en el toráx.

Muerte "ilógica y repugnante"

Por ello, ha manifestado que el "único motivo" para causar una muerte "ilógica, repugnante y sin sentido" no fue más que por su "carácter". Y es que, según ha dicho, "lo poco que tenía Rubén de pensamiento humano" en aquel momento "se evaporó" y "las pocas luces que rigen habitualmente en él desaparecieron, se quedó a oscuras". "Él lo sabe, es vicioso y pendenciero", ha apostillado y ha añadido "es una persona que le gusta imponer y su carácter tiene un componente sádico".

También ha reprobado que el acusado "no asume su responsabilidad y busca excusas". "Sólo le ha faltado acusar al fabricante del arma", ha dicho, al tiempo que ha considerado que el acusado sólo se entregó porque "no tenía donde ir" y ha asegurado que "no colaboró en nada".

Para la acusación particular, los hechos sucedieron en el mismo orden que para el fiscal y ha opinado que "algunas personas matan dos veces, primero quitan la vida y luego la reputación" que es, a su juicio, lo que está haciendo la defensa en este juicio con la víctima, de quien se ha intentado mostrar un "retrato vejatorio".

Además, ha criticado que Rubén ha utilizado en el proceso "su derecho a mentir". "Ha mentido a base de bien, por lo que su versión carece de valor", ha manifestado al jurado, al tiempo que les ha pedido que den por probado que el acusado "mató sabiendo lo que hacía y sin ningún tipo de escrúpulo" y dejando a la víctima "sin posibilidades de defensa".

Por otro lado, ha defendido que la conducta del acusado "no estuvo influida por el alcohol o las drogas, lo que está demostrado con su racional comportamiento" a la hora de huir en coche y arrojar todos los elementos incriminatorios por el acantilado de Somocuevas.

También ha afirmado que el acusado "no ha colaborado lo más mínimo con la Justicia", no ha mostrado "arrepentimiento", sólo se entregó porque "no tenía otra" y no ha habido reparación del daño de los perjudicados —padre, hermanos, pareja e hijos, para la acusación—.

La acusación ha reclamado al jurado que rechace los eximentes de legítima defensa, miedo insuperable y arrebato por estímulos poderosos que pide la defensa para la libre absolución de Rubén, así como que haga lo propio con los atenuantes de confesión, reparación del daño, miedo insuperable, actuar bajo el alcohol y otras sustancias y los estímulos poderosos que puedan inducir a arrebato en caso de declararle culpable.

No pasó por "voluntad" del acusado

Por su parte, la defensa ha considerado que tanto el fiscal como la acusación "sólo buscan influir en el jurado". Así, en su informe final ha defendido que el día de autos se produjeron "un cúmulo de situaciones fatales" que derivaron en unos hechos, pero "no todo pasa por voluntad de las personas". "La voluntad a veces pinta poco", ha apostillado.

Según el abogado defensor, las dos chicas y la víctima estuvieron en casa del acusado una hora, durante la que "estuvieron bebiendo, fumando cannabis y consumiendo cocaína". A partir de ese momento, "las reacciones ya no son normales" y se produce una discusión entre Rubén y su expareja, en la que se mete la pareja de la víctima y N.FP. salió en su defensa. Después el acusado se va a la habitación y su expareja al baño.

Así se quedaron solos el fallecido y su pareja, pudiendo ésta "ponerle la cabeza como una zambomba" por no defenderla en la discusión con Rubén, ha considerado la defensa, que ha indicado que, entonces, N.FP. se fue a la habitación donde estaba el acusado.

Allí discutieron y, en su opinión, a Rubén se le disparó la pistola impactando la bala en la puerta de enfrente y después cuando entró N.FP. "todo fue un descontrol total".

Asimismo, ha considerado que la pareja de N.FP. ha mentido en su declaración "porque el muerto es su pareja" y porque tiene "cierto estado de culpabilidad" por no haberse ido nada más llegar a la casa y ver el estado "desencajado" del acusado. Este sentimiento de "culpa" ha considerado que también lo tiene la expareja de Rubén porque "éste la pidió que fuese sola y ella fue quién llevó a N.FP. y su pareja" a Mompía.

"Mi cliente no es culpable", ha dicho, y ha defendido que Rubén "tenía anuladas sus capacidades" por el consumo de drogas y alcohol, "tenía un miedo insuperable a la víctima" como ya indicó en su declaración diciendo que conocía cómo era el fallecido y temía que le matase, y "por error" pensó que N.FP. iba a atacarle.

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