El entrenador de Piragüismo acusado de abusar de dos alumnas niega ánimo libidinoso en su comportamiento

Las supuestas víctimas han ratificado su denuncia y han detallado ambos episodios de forma serena y pormenorizada

El entrenador del Club de Piragüismo Racing Valladolid E.G.S, acusado de sendos delitos de abusos sexuales, uno de ellos continuado, presuntamente cometidos en el mes de septiembre de 2012 sobre dos alumnas menores de edad, ha reconocido haber masajeado a sus pupilas pero ha rechazado que lo hiciera con ánimo libidinoso, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

En la primera de las dos sesiones del juicio iniciado hoy en la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia de Valladolid, el procesado, que permanece desde entonces en prisión provisional, atribuye el proceso judicial contra su persona, que podría mantenerle entre rejas durante los próximos diecisiete años, a un malentendido o tergiversación de lo que no fue más que un intento de tratar de paliar las contracturas y problema de rodilla que presentaban la mayor y la menor de las niñas, respectivamente.

En este sentido, en su testimonio exculpatorio, en el transcurso de una sesión celebrada a puerta cerrada debido a la naturaleza de los hechos y la implicación de dos menores, E.G.S. ha explicado que tenía conocimientos de masajista, pese a no contar con titulación, y por ello ofreció ayuda a las dos menores, a las que, además, tomó la temperatura en el recto debido a que, tal y como ha apostillado, los ungüentos o pomadas que utilizaba estaban contraindicadas en el caso de que los pacientes presentaran un proceso febril, si bien no ha llegado a concretar la marca del producto utilizado.

En este sentido, también ha comparecido un representante del club de piragüismo, quien ha apuntado que los masajes no son un servicio que se oferte a los alumnos de la entidad.

Por su parte, las dos supuestas víctimas, que cuando acaecieron los hechos contaban con 13 y 12 años, han ratificado en todos su términos los hechos denunciados y, según las mismas fuentes, lo han hecho de forma serena y pormenorizada.

En el proceso, que quedará mañana visto para sentencia, se analizan hechos ocurridos durante el mes de septiembre del pasado año y que se iniciaron el día 20 cuando E.G.S, en su condición de entrenador de piragüismo y aprovechando que se encontraba en las instalaciones del club, se ofreció a una de sus alumnas, de 13 años, a revisarle la espalda después de que ésta le comentara que tenía algunas molestias.

En la revisión, el acusado subió a la alumna la camiseta, le desabrochó el sujetador y le tocó la zona del glúteo para, a continuación, invitarla a que se tumbara boca arriba en la camilla y, con el sostén aún puesto pero sin abrochar, realizarle tocamientos en la parte alta del tórax, junto al pecho.

En esa posición, los supuestos manoseos se extendieron a la zona de la tripa y la parte alta de los muslos, momento en que advirtió a su pupila que tenía algo de grasa que con un masaje se podía corregir, siempre que no se lo dijera a sus padres ya que no deseaba tener problemas con ellos.

Ya al día siguiente, la menor participaba en un entrenamiento y en un momento dado, cuando ella se tomó un respiro, el entrenador se aproximó a ella y tras golpearla en el glúteo le dijo un "¡vamos niña!", si bien la actitud supuestamente delictiva de E.G.S. con dicha alumna alcanzó su momento cumbre el día 24, fecha en la que había citado a su pupila para una nueva sesión de masaje en la espalda.

De nuevo en la camilla boca abajo, con la camiseta levantada y el sujetador desabrochado, siguiendo las indicaciones del procesado, la alumna fue masajeada en la espalda con una pomada, aunque la extrañeza de ésta fue aún mayor cuando su entrenador le indicó que tenía que tomarle la temperatura y le introdujo un termómetro por el ano. El masaje no cesó hasta que pitó el termómetro.

Desnuda de cintura para arriba

Acto seguido, le revisó la zona del coxis y le tocó el glúteo y la parte alta de los muslos, ante lo cual volvió a ofrecerse a reducir la grasa en dicha parte y le efectuó un masaje. A continuación, tras pedirle que se pusiera boca arriba sin la camiseta y el sujetador, cosa que la menor hizo no sin antes preguntarle si ello era necesario, E.G.S. tocó su zona alta del tórax mientras respiraba de forma agitada.

Con independencia del caso concreto de esta alumna, que según la acusación pública constituiría un delito continuado de abusos sexuales, al entrenador de piragüismo se le imputan otros abusos sobre una segunda alumna que contaba con 12 años y a la que el 25 de septiembre del pasado año se ofreció a darle un masaje.

La niña subió a su habitación, se sentó en la mesa y se levantó un poco la camiseta para que la mirara. El acusado le tomó entonces la temperatura en la axila pero luego, al igual que en el caso anterior, optó por introducir el termómetro en el recto a la pequeña tras pedirle que se agachara.

El entrenador se enfrenta a una pena de nueve años de prisión por el delito continuado y a otros ocho por el segundo, y en ambos casos al pago de 3.000 euros de indemnización por los daños morales causados causados a las niñas.

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