"El resto de mi vida comería palomitas cubiertas de chocolate con base de Scarlett Johansson"

Ilustración del número 11 de 'el mensual'.
Ilustración del número 11 de 'el mensual'.
CARLOS PAN
Ilustración del número 11 de 'el mensual'.

Como en 'Los Inmortales', solo puede quedar uno: un alimento del que te alimentarías exclusivamente el resto de tu anacoreta vida, dejando las sobras en la nevera del olvido. Difícil respuesta. Hay peligro de empacho. Exige la lealtad de una pareja fiel. No caer en los deslices del chocolate ajeno. El alimento amado y unido por siempre a ti, hasta que la paella os separe. Amén.

¿Podrán soportar el sacramento de su elección los lectores de el mensual de 20minutos? ¿Podrán dejar de ser omnívoros para ser jamonívoros o paellivoros? ¿Es posible la monogamia culinaria? ¿Están dispuestos a ser como el oso hormiguero, todo el día con las hormiguitas y dejando al glotón el resto?

Entre los lectores que quieren abandonar la promiscuidad alimenticia hay de todo. Los monógamos puros. Los swingers (desinhibidos propicios a los tríos u orgías culinarias encubiertas) o los simbólicos, que quieren dejar claro que más que comida buscan bichito alegórico.

De la poesía al destape

Empecemos por estos últimos, los poetas, para echarle salsa picante a un menú propio de Esparta. Amarás al chorizo sobre todas las viandas. "Yo elegiré los chorizos. En España está garantizado que nunca se acabarán", explica el pragmático Pescodado. Los hay, sin embargo, más sofisticados, son nuestros insignes Ferran Adrià: "Palomitas cubiertas de chocolate sobre una base de Scarlett Johansson", explica Elmiércoles. ¡Toma! ¿En qué libro de recetas aparecerá semejante maravilla? Arguiñano pierde los manojos de perejil sumido en un espasmo cuántico.

"Conejo, nunca me canso de comerlo", dice Geaman. Vaya, pasamos raudos de Ferran Adrià a Pajares y Esteso. Y como Dios los cría y ellos se juntan, lo remata Shidartha (Oh, Buda, aunque use tu nombre, tápate los oídos): "Conejo (de playa y depilado)". ¡Ah! Muescas de asco. Cartas indignadas. Fin. Se acabó la poesía. No da para más el asunto. ¡El bichito figurado era el cerdo hispánico!

Para curarnos el alma tras las vulgares poéticas regresamos a los puros, perdón, a los monógamos, a los virtuosos que sacrificarán la biodiversidad por un único y selecto "Jamón, jamón", como recita Marisun. Título de una película del fallecido Bigas Luna. Alabado sea él. Emblema patrio cual Armada Invencible. Claro que enseguida surgen los valencianos o los asiáticos (es difícil distinguirlos) y replican: "¡Arroz!", como @Anien85. "Plátano de Canarias. No hay alimento más completo", responde @Abrahamgzbe en un claro arrebato insular. "Pues seguramente sería el plátano. O las fresas", secunda @Fallenspain. "Chocolate, no me lo pienso dos veces", alega @miamalgama. Casi tenemos el postre: ¿Scarlett?

Es cualidad del monógamo empeñarse en demostrar su virtuoso amor. "Queso, sin duda alguna", dice Montse. "Pollo a la plancha con orégano", cuenta Diana. "Lasaña con carne picada", decide @AlbnRamasco. Incluso pueden sorprendernos con gustos selectos: "Yo elegiría el salmón en época de desove, pero cuidado que sea salmón salvaje, el otro es 100% cancerígeno", argumenta Moro.

El picoteo

El último grupo de lectores son los solterones culinarios a los que les gusta picotear, aunque a priori vayan de fieles. "Pan integral (con tomate, aceite de oliva virgen, tostado, en gazpacho, en migas con chorizo, torrijas...)", explica el insaciable @Nikamago. "Huevos fritos, patatas fritas, chorizo, tomate frito Solís, pan de Lalín, agua de la fuente de Mogor, y del colesterol ya nos encargaremos", explica Ateonopracticante. "Pizza tropical; ya que lleva queso, tomate, piña y jamón york, pienso que es bastante completo para una dieta de por vida", defiende @Sergioluxor. "Langostinos de dos dedos de gruesos y jamón ibérico pata negra, estas dos viandas no me cansaré de comerlas", ensalza el esteta llamado Chinchan Diabólico.

Y para terminar, qué mejor respuesta que la autogestión: "Mi alimento favorito: las uñas. Me aficioné a ellas cuando trabajaba, porque era lo único que me dejaban comer, y ya he seguido el vicio", escribe Antognito. Buen intento. Nosotros, junto a Arguiñano, seguimos defendiendo a Scarlett y a sus choco-palomitas por encima de cualquier despojo de Schiffer ¡Con perejil, uñas y dientes! Y hasta que el cocido nos separe. Amén.

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