La Riviera Maya: aventura tropical

Parques temáticos, deportes extremos, tours por la selva, recorridos por los tesoros arqueológicos... La Riviera Maya puede ser algo más que una opción turística de sol y playa.
Parques temáticos, deportes extremos, tours por la selva, recorridos por los tesoros arqueológicos... La Riviera Maya puede ser algo más que una opción turística de sol y playa.
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Parques temáticos, deportes extremos, tours por la selva, recorridos por los tesoros arqueológicos... La Riviera Maya puede ser algo más que una opción turística de sol y playa.

Un litoral de 135 kilómetros da la bienvenida a los más de 1,3 millones de turistas que llegan cada año a la Riviera Maya (México). En medio de este paraíso tropical, una carretera costera que señala hacia el sur: la 307. Basta recorrerla unos kilómetros para perder de vista cualquier vestigio hotelero y adentrarse, a través de senderos ocultos por la densa foresta, hasta lugares recónditos y salvajes. Y es que las playas de arena blanca, las palmeras y el agua color turquesa no son el único atractivo de este lugar tan insultantemente bello. La Riviera Maya es también un sitio perfecto para quienes aman las actividades multiaventura.

¿A quién no le gustaría nadar con delfines? Hay parques como Delphinus en los que se puede vivir esta experiencia. Abrazos, besos e incluso recorridos en los que estos mamíferos te impulsan por los pies fuera del agua.

Explotar las maravillas de la naturaleza y combinarlo con la diversión es algo en lo que son expertos en la Riviera, donde proliferan los denominados ecoparques. Xcaret, Xel-Há, Xplor o Aktun Chen brindan un universo de actividades: adentrarse en la selva con vehículos anfibios, submarinismo por pasajes subterráneos, 'sobrevolar' la exuberante vegetación en tirolinas, rappel... Las hay para todos los gustos. "Mucha gente con vértigo realiza estas actividades para superar sus fobias", explica uno de los guías de Alltournative, una empresa que ofrece diferentes excursiones de aventura. Una de ellas incluye Sac-Actun, la caverna subacuática más larga del mundo en la que la Nasa ha hecho experimentos a gravedad cero.

Los ríos subterráneos y los cenotes son otras de las preciosidades del Yucatán. Escondidos en las entrañas de la selva, aparecen como un serpetín entre la espesura. La mejor forma para explorar estas cavidades de aguas cristalinas es buceando con un guía. Un espectáculo único donde se pueden admirar corales y animales fosilizados. Contemplar millones de estalactitas y estalagmitas de formas diversas mientras que se recorren los túneles gigantes y angostos. Aunque también se puede disfrutar de ellos dándose un simple chapuzón. Chikin Ha, Taj Mahá o Temple of Doom (en cuyo fondo hay una calavera humana), son solo algunas de estas inquietantes cuevas.

Los amantes de la espeleología deben recorrer alguna de las grutas tan típicas de la geografía de la zona. Una de las más grandes de la península es la de Calcehtok, con más de 5 km. En sus túneles se han encontrado osamentas, cerámicas y puntas de flecha. Al no ser todas las cavernas iguales, existen recorridos en función del tiempo y el grado de dificultad. La más recomendable es Río Secreto (a 10 km al sur de Playa del Carmen), porque al estar semiinundada se puede hacer nadando o caminando sin necesidad de ser un experto.

Tranquila y pintoresca es la laguna de Yal-kú,  en la aldea de Akumal. Resulta curioso que personas de todo el mundo hagan cola para visitar lo que antaño fue un vertedero. Por suerte y, sobre todo, gracias al empeño de un hombre concienciado con el medio ambiente, Yal-kú es hoy un lugar único.

Al final de un camino estrecho y polvoriento aparece un paisaje extraordinario de aguas cristalinas y arrecifes de coral que custodian cientos de peces tropicales. Para salvaguardar la biodiversidad de esta cala, la navegación está prohibida y solo se permite la práctica del esnorquel. Muy cerca de la bahía se encuentra la playa donde cada año miles de tortugas se dan cita para desovar. Por eso, en lengua maya, 'Akumal' significa "lugar de las tortugas".

La Riviera Maya también puede presumir de tener la reserva natural más grande del Caribe mexicano. Once hábitats naturales conviven en las 530.000 hectáreas de Sian Ka'an (donde nace el cielo). La UNESCO la declaró en 1986 Patrimonio de la Humanidad gracias a la singularidad de su biodiversidad: 103 especies de mamíferos, 339 de aves y más de 700 de insectos. Pero lo más característico son sus cuatro tipos de manglares, que bordean los sinuosos canales. Estos humedales dibujan hermosos paisajes de extensos laberintos que pueden surcarse empleando lanchas a motor. Una vez que acaba el paseo, se inicia una peculiar travesía en la que, gracias a un chaleco salvavidas, nos dejamos llevar por la corriente.

Sobre un risco que desafía al mar, los mayas decidieron levantar la ciudad amurallada de Tulúm, en la que vivían las clases sociales más altas. Dentro de esta zona arqueológica, El Castillo es el edificio más significativo, aunque también merece la pena ver la Casa de las Columnas o los templos de Los Frescos y del Dios Descendente.

Al oeste de Tulúm se encuentra el yacimiento de Cobá. La mayor parte de sus ruinas, aún cubiertas por la jungla, permanecen intactas, como si no les hubiese afectado el paso del tiempo. El visitante podrá escalar la empinada Nohoch Mul, una pirámide de 42 metros de altura desde cuya cima se disfrutan unas vistas únicas de la densa selva yucateca. Lo mejor para recorrer las ruinas sin perder tiempo: alquilar unas bicis o un triciclo con conductor.

Un puente entre lo divino y lo humano

La península de Yucatán, compuesta principalmente de piedra caliza, tiene una extensión aproximada de 300.000 km2 y su subsuelo lo recorren ríos subterráneos. La erosión constante del agua contra las rocas ha ido formando lo que se conoce como cenotes: unos sumideros naturales de una belleza extraordinaria que están conectados y van creando cuevas o pozos abiertos.

Para los mayas, los cenotes eran las entradas al mundo de los muertos así que en ellos se realizaban los sacrificios y los rituales funerarios. Por este motivo, en el interior de estas cuevas, se han encontrado vasijas, esculturas, joyas o restos humanos de un valor arqueológico incalculable.

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