Un barrio que crece a golpe de ladrillo

O Castrillón. Esta zona celebra su medio siglo de existencia con el auge de nuevos polígonos residenciales. Lo mejor: sus plazas. Lo peor: el transporte urbano.
Casi en cada calle de este barrio hay edificios nuevos con pisos a la venta. (A. Gómez)
Casi en cada calle de este barrio hay edificios nuevos con pisos a la venta. (A. Gómez)
Casi en cada calle de este barrio hay edificios nuevos con pisos a la venta. (A. Gómez)
Los vecinos de O Castrillón han visto, en sólo unas décadas, cómo su barrio ha pasado de ser un lugar con muchos solares abandonados a llenarse de nuevas viviendas y, por tanto, de nuevos residentes. Es quizá una de las zonas de la ciudad que ha sufrido una mayor transformación desde que se creó en los años cincuenta. «Ahora somos 7.000 personas, pero calculamos que en los próximos años llegaremos a duplicar esa cifra», explica Domingo Verdini, presidente de la asociación de vecinos O Castrillón-Urbanización Soto.Sólo con dar una vuelta por las empinadas calles y eternas cuestas de este barrio se puede comprobar la convivencia de los nuevos pisos y los restos de una construcción del pasado «incontrolada y mal planificada», según los vecinos. «En los sesenta, cuando en el Agra ya no cabía ni un edificio más, los promotores vinieron aquí. Los planes quedaron a medio hacer y ahora tenemos calles cortadas por tapones», afirma Verdini. Algunos, como el de la calle de la Cerca, están ya a punto de desaparecer.

Muchas zonas de ocio

Si hay algo que caracteriza al barrio de O Castrillón son sus plazas. En total hay 14 (cinco exteriores y nueve interiores, entre bloques de edificios), donde niños y mayores pasan buena parte del día. El movimiento de vecinos es continuo y actividad comercial no les falta. «Tenemos de todo y es una zona muy segura», afirma Rosa, una vecina, tirando del carro de la compra. De lo que no están tan contentos es del transporte urbano. «Necesitamos más frecuencias», reclama Andrés, un usuario.

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