Con esta iniciativa se había conseguido reducir el tiempo que los solicitantes debían aguardar para la necesaria entrevista de idoneidad, sobre todo, en las adopciones internacionales.

«En febrero comenzamos con las protestas y desde la Xunta respondieron contratando a cuatro personas para la sede viguesa. Meses después retiran ese refuerzo sin ninguna explicación», aseguran desde Manaia.

La llegada de expedientes a la delegación no cesa. Así pues las solicitudes recibidas en el mes de abril no se atenderán hasta enero de 2007. Desde la Asociación de Padres Adoptantes de Galicia exigen, además, que se contrate a personal suficiente de manera fija para Vigo, ya que «es una ridiculez que tengan a cuatro personas trabajando para toda una provincia».

Además, dicen también desde la asociación que cuando el papeleo llega a Santiago «tardan dos meses en revisarlo y firmarlo», por lo que la espera final de los padres que realizan la solicitud en Vigo es de un año, cuando el plazo legal máximo previsto para la citada entrevista está fijado en seis meses.

Esperas interminables

Adoptar a un niño de nacionalidad española puede suponer un tiempo de espera para los solicitantes de seis y siete años. Mientras, en el caso de realizar las adopciones en otros países el menor puede estar con su nueva familia en menos de un año. Estos últimos son los más perjudicados por los retrasos en la delegación, ya que si se ralentizan tanto las entrevistas de idoneidad, que son el paso indispensable antes de acudir al país donde se pretende adoptar, se prolonga a su vez todo el proceso y ese año inicial puede convertirse en una larga espera.

Gasto. Hasta 24.000 euros

El coste medio de una adopción internacional es de 12.000 euros, aunque en algunos casos el proceso y los trámites que conlleva pueden alcanzar los 24.000.

Solicitudes. Gran aumento

En los últimos cinco años las adopciones en otros países han crecido un 120% en la ciudad de Vigo, pasando de 163 solicitudes recibidas a más de 360.

Procedencia. China y Etiopía

La mayoría de los solicitantes se dirigen a China, Etiopía y también a países latinoamericanos, como Colombia o El Salvador.