El Consejo Europeo y el Europarlamento han aprobado este jueves el acuerdo alcanzado el pasado 19 de marzo para la puesta en marcha del supervisor financiero único (SSM, por sus siglas en inglés) que vigile a las principales instituciones crediticias del continente. El compromiso, tal como señalan las autoridades europeas en un comunicado, se refiere a dos regulaciones concretas.

La primera regulación es relativa al papel supervisor, que correrá a cargo del Banco Central Europeo (BCE). El nuevo SSM, que podrá ya comenzar a supervisar ciertas entidades a partir de este verano, estará compuesto por el BCE y los supervisores financieros de cada país (el Banco de España, por ejemplo). Los socios europeos que no formen parte de la Eurozona podrán someterse también al supervisor único.

Con el fin de evitar potenciales conflictos de interés entre la actividad supervisora y la monetaria, el BCE tendrá "estrictamente separadas" ambas áreas, y con este fin se creará un consejo supervisor independiente que determine las labores de inspección del SSM. Los supervisores nacionales, tal como señala el acuerdo, seguirán al cargo de las cuestiones que no conciernan al BCE, tales como "protección al consumidor, blanqueo de dinero y servicios de pago", entre otros.

Por su parte, la Autoridad Bancaria Europea (EBA) mantendrá sus competencias para continuar con el desarrollo de una reglas bancarias únicas y asegurar "la convergencia y consistencia de las prácticas supervisoras" en cada estado miembro. Además, se modificará el reglamento de esta institución en relación a las modalidades de votación, de forma que se asegura que los países que forman parte del SSM no dominen "indebidamente" la junta de supervisión de la Autoridad Bancaria. El objetivo: que haya un balance de poder entre países del euro y países no del euro.

El pasado 12 de abril los ministros de Finanzas y los banqueros centrales manifestaron públicamente en Dublín su firme decisión de avanzar en la unión bancaria, al tiempo que se manifestaron "preparados para trabajar constructivamente" en cambiar los tratados necesarios para este fin. Pese a las reticencias mostradas por países como Alemania (que reclama más garantías para controlar las cuentas de los socios europeos) todos los estados miembro se mostraron de acuerdo en completar de forma urgente dicha unión.

Así, el compromiso ratificado este jueves especifica que el supervisor financiero único se pondrá en marcha el 1 de marzo de 2014 "o 12 meses después de la entrada en vigor de la legislación".

El supervisor bancario único podrá, en teoría, recapitalizar directamente a las entidades financieras cuando alguna de estas lo necesitase, lo que a su vez permitirá romper el "círculo vicioso" entre riesgo bancario y soberano (es decir, que los países ayudan a bancos insolventes, lo que a su vez puede volver a un país insolvente). Hasta ahora este extremo no ha sido posible y todas las recapitalizaciones con dinero europeo se han llevado a cabo con la intermediación de los estados, lo que a su vez ha supuesto un control implícito o explícito a dichos gobiernos.