El nerviosismo, la complacencia, el asombro, la alegría... Los rostros de los fans están bañados por las luces de los focos y dominadas por la empatía con lo que sucede sobre el escenario. Ryan McGinley compone en la serie You and My Friends  (Tú y mis amigos) un mosaico de caras del público en conciertos celebrados en Europa y los EE UU. El artista y sus asistentes retrataron durante cuatro años a personas entre las multitudes buscando la expresión sincera de la experiencia musical sobre un rostro comun.

La obra, que además de un proyecto fotográfico es un documento social sobre el poder expansivo de la música, es una de las que se exhiben en Pop Politics: Activismos a 33 Revoluciones en el Centro de Arte Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid (CA2M). La muestra —que se clausura el 21 de abril— relaciona la cultura musical del pop, el rock, el punk, el disco, la música electrónica, el hip-hop y otras manifestaciones urbanas con el arte y el pensamiento político.

Con trabajos de 34 artistas, Pop Politics propone un itinerario de vídeos, fotos, dibujos, pinturas, cómics, instalaciones, performances, conciertos, canciones y documentales que permite al visitante comprobar cómo la música ha sido decisiva desde el siglo XX hasta ahora para la creación de corrientes ideológicas y sociales, modas, diseños, manifestaciones de arte contemporáneo...

Nada es secundario: el recorrido es una reivindicación de las canciones y los conciertos, pero también del arte gráfico de los discos, las camisetas, los clubes, los fanzines, la cartelería y los flyers que invaden la vida cotidiana y coquetean con la construcción de estilos, el consumismo, el activismo, la devoción incondicional del fan, los hábitos, las relaciones personales...

El poder de la música como vehículo social e impulsor de distintas corrientes estéticas y de pensamiento se manifiesta en la muestra con ejemplos muy distantes entre sí. Jeremy Deller y Nick Abrahams revelan en el documental y las fotografías de Our hobby is Depeche Mode (Nuestro hobby es Depeche Mode) el furor que causa la banda británica en Rusia y en los países de la antigua URSS. Jennie Livingston relata en el documental Paris Is Burning (París está ardiendo), de 1990, el desarrollo de la cultura del baile en Nueva York en los años ochenta y lo relaciona con aspectos sociales como la afirmación de identidad de los gays de origen latino y afroamericano.

Las instalaciones artísticas —como la del japonés Lyota Yagi, que reproduce en un tocadiscos un disco de vinilo hecho de hielo que se derrite mientras la aguja lee los surcos— se completan con arte gráfico. Christian Marclay experimenta en su serie Album covers and thread (Portadas de disco e hilo) con carátulas de elepés para crear collages que cambian el significado original de cada portada. El músico e ilustrador outsider Daniel Johnston revela sus angustias y fantasías en un lenguaje gráfico que pertenece a la historia del pop desde que Kurt Cobain se fijó en él. El emblemático dibujante Robert Crumb dibuja en The Stuff that Dreams are Made of (El material del que están hechos los sueños) al coleccionista fanático contemplando sudoroso los surcos perfectos de un disco de vinilo incunable.