La escritora y anticuaria londinense Wendy Salisbury, autora de Sextraordinaria, los diarios privados de una mujer madura, confiesa ser "una adicta a los jóvenes y a las primeras citas", en una entrevista con motivo de la publicación de su obra en España.

A sus 67 años, Wendy puede presumir de aparentar veinte años menos gracias a su genética, a los desvelos por cuidar su figura y su físico y a una elegante indumentaria, unos recursos que siempre han cautivado a sus jóvenes amantes.

"Prefiero un solo bocado de helado de tutti—fruti a una cuba entera de vainilla", confiesa Salisbury sobre su adicción a los jóvenes, que se inició a los 42 años, tras superar dos divorcios y quedar su nido vacío, con sus hija en la Universidad.

"Tengo que confesar que mi relación con los jóvenes me produce siempre una inyección de juventud, de energía y de buen humor", reconoce la escritora, que en su obra La inglesa y el torero cuenta que tuvo su primera relación sexual con El Cordobés, en una época en la que aún pensaba llegar virgen al matrimonio.

Aristócratas, fontaneros, informáticos o profesores de yoga, son los veintiún amantes de los que Wendy habla en Sextraordinaria, en unas citas en las que la inglesa domina siempre la escena, a cambio de que el joven cumpla sus deseos hedonistas en el lecho.

Salisbury no repara en gastos ni en detalles con sus amantes, a los que siempre ofrece en bandeja su mansión, una exquisita cena y su propia persona, y confiesa que a su "puesta a punto" puedo haberse dedicado "hasta toda una semana".

"Nunca hay que enamorarse de los jóvenes, aunque sea difícil, porque las mujeres ponemos siempre el alma en las relaciones, pero tenemos que pensar que la vida es muy larga y que hay que disfrutar del momento, sin pensar en nada mas", advierte la escritora sobre las desventajas de ligar con hombres más jóvenes.

Wendy sufrió en sus carnes el abandono de Tom, cuando cumplió 56 años y llevaban siete años de vida en común, por lo que decidió no convivir nunca jamás con un hombre, "porque los jóvenes siempre se van luego", medita.

"Estoy convencida de que tengo una vida sexual mucho mejor que la de mis hijas, casadas, con hijos y siempre con mucho trabajo", reconoce Salysbury, convencida de que no les ha sorprendido su libro, aunque tampoco lo hayan leído, "porque a los hijos no les gusta saber nada de la vida íntima de los padres".

La escritora reconoce que intenta espaciar al máximo el momento de la relación sexual con sus jóvenes amantes para poder disfrutar de la química del deseo y de la tensión erótica de los primeros momentos, que es lo que más le satisface.

Wendy asiente sonriente cuando se la califica de un "don Juan" en femenino, —"una doña Juana", sonríe—, aunque reconoce también sus fracasos amorosos y no le duelen prendas en confesar: "alguno me ha dejado plantada y hasta estuve tentada de enviarle los langostinos ya estropeados días después".

Sextraordinaria, unas memorias eróticas escritas con ironía y sentido del humor, "un cruce entre el diario de Bridget Jones y escritura porno de primer nivel", como publicó el "Evening Standar", aterriza ahora en España, a los siete años de su debut, de la mano de Plataforma Editorial.

Wendy Salisbury, que escribió esta obra al cumplir los 60 años, como regalo de cumpleaños y para que también sirviera de experiencia a otras mujeres, está encantada de haber podido conocer a nuevas gentes de Australia, Nueva Zelanda, Rusia y, ahora, de España, durante la promoción de este libro.