Exponen el papel estelar de los hoteles como escenarios natales de la cultura y el arte modernos

  • La Vancouver Art Gallery inaugura, después de seis años de producción, la innovadora y fascinante exposición "Grand Hotel".
  • La muestra presenta estos establecimientos como escenarios de creación cultural y lugares donde se ponen a prueba los cambios sociales.
  • El museo cuelga en Internet una dinámica micro-web para explorar en línea la historia de los hoteles míticos de los últimos dos siglos.
El hotel-casino The Flamingo, en Las Vegas, fotografiado en los años cincuenta
El hotel-casino The Flamingo, en Las Vegas, fotografiado en los años cincuenta
Courtesy of UNLV Libraries, Special Collections
El hotel-casino The Flamingo, en Las Vegas, fotografiado en los años cincuenta

Casa portátil sin obligaciones hogareñas; refugio universal para llorar, amar o suicidarse; proyección de la morada aúrea o de la abyecta madriguera que acompañan a todo ser humano en los sueños; necesidad física en un mundo donde manda la premura: con ustedes el hotel, ese lugar, como sostenía el escritor George Bernard Shaw, donde "puedes estar en tu hogar pero sin compañía".

Pese a su importancia —indudable desde un punto de vista cuantitativo: se calcula que en el mundo hay entre 20 y 60 millones de hoteles—, los edificios dedicados al alojamiento temporal y donde la cama, al menos casi siempre, te la hacen otras personas, no suelen ser presentados como material del museo. Hasta ahora.

La Vancouver Art Gallery, una institución pública veterana (80 años) para los cánones históricos norteamericanos, se descuelga con una exposición innovadora y de fascinante contenido, Grand Hotel: Redesigning Modern Life (Gran Hotel: rediseñando la vida moderna), una muestra que ahonda en el papel central de los hoteles como campos de entrenamiento sociocultural y escenarios que han ayudado a definir la cultura y el arte modernos. Es un viaje por la impronta de esos edificios sin los cuales no se puede entender la vida de los últimos dos siglos, marcada por los deseos encontrados, y a la vez complementarios, de la permanencia y la huida.

Exposición "provocadora y dinámica"

Los organizadores de la exposición, que se mantendrá en cartel hasta el 15 de septiembre y no ahorra en formatos —cuadros, fotos, películas, vídeo, material interactivo y un delicioso micro-site que ya está online y creciendo para quienes no se puedan desplazar a Canadá—, llevan seis años produciendo la muestra, que ocupa dos plantas completas del edificio de la galería. Están satisfechos porque, dicen, han conseguido montar un recorrido "provocador" y "dinámico" por la historia de los hoteles como lugares donde suceden cosas que no se limitan al descanso, el encuentro romántico o el exceso.

Cuando argumentan la exposición, esgrimen razones que no se pueden discutir: sin un hotel por medio no hubieran sido posibles el Tannhäuser de Richard Wagner (compuesto en el Imperial de Viena en 1875); el arreglo milagroso de In the Hall of the Mountain King de Duke Ellington llevando al noruego Edvard Grieg a los pantanos de Louisiana (diseñado por el maestro del jazz mientras paseaba en uno de sus trances por los halls del Chateau Marmont de Los Ángeles en los años cincuenta); los dos discos de música cósmica americana de Gram Parsons, GP y Grievous Angels (compuestos y bien regados con bourbon en el mismo establecimiento en el tiempo del posthippismo); la canción-saga que acaso esté entre las mejores de Bob Dylan, Sad Eyed Lady of the Lowlands (construida en estado de gracia y sufrimiento en el Chelsea de Nueva York en torno a 1965); el segundo disco de Rufus Wainwright, Poses (que trabajó el músico en el mismo hotel neoyorquino en 2000 como terapia de escape para una adicción a las metanfetaminas)...

La "potencia" real y simbólica de los hoteles

Con el título tomado de la película de 1932 Grand Hotel, donde las vidas de huespedes muy distintos, entre ellos las lobas interpretradas por Greta Garbo y Joan Crawford, dan un giro radical tras cruzarse en el mismo momento y en habitaciones cercanas, la exposición no se queda en la buena salud de las relaciones entre habitaciones de alquiler por noche y música, sino que demuestra "la potencia del hotel, tanto real como simbólica, como nexo del movimiento humano, la interacción y las ideas". Es una de esas exposiciones multiformato, con gran esmero por la presentación visual, donde se trata de llevar al visitante a una experiencia tan cultural como sensorial.

Grand Hotel: Redesigning Modern Life ofrece cuatro secciones de acercamiento a los hoteles para cubrir los aspectos "físicos y sentimentales" que conviven en estas construcciones que han sido adoradas, estudiadas, reconvertidas mil y una veces y utilizadas por todos y en casi cualquier parte. La primera parte, Travel (Viaje), examina cómo las motivaciones geopolíticas, los conflictos internacionales y las industrias del turismo y los viajes han influido en la localización de los grandes hoteles y de qué manera en la fascinación que despiertan interviene el "deseo intrínseco humano por la aventura, la exploración y el escape".

Bastiones contra el comunismo, según Hilton

El empreasario Conrad Hilton, dueño de la famosa cadena de hoteles, fue el más revelador en la intención de hacer del hotel una prolongación de la política de imperialismo cultural y económico de los EE UU a mediados del siglo XX cuando financió una intensa campaña de publicidad —el eslogan era: "Paz en el Mundo a través del comercio y los viajes internacionales"— para presentar a la Cadena Hilton como un bastión contra el avance del comunismo.

El área Design (Diseño) explora como la atención por el detalle —desde el más pequeño objeto de decoración en una estantaría del cuarto de baño hasta la integración del edificio en el contexto en el que se levanta— es esencial para el éxito de estos establecimientos. La sección muestra diez hoteles que ilustran momentos de cambio en la arquitectura y el planteamiento general: Raffles (Singapur), Imperial (Tokio), Waldorf Astoria (Nueva York), Flamingo (Las Vegas), Hilton (Estambul), Westin Bonaventure (Los Ángeles), Therme Vals (Vals, Suiza), Dolder Grand (Zúrich), Marina Bay Sands (Singapur y SAS Royal (Copenhague). La exposición muestra fotos, planos, cartelería, mobiliario —como la silla huevo de Arne Jacobsen para el último de los hoteles citados— , tarjetas-llave, cajas de cerillas...

Katherine Hepburn no se quitó los pantalones

A través de vídeos, fotos y objetos de archivo, la sección Social (Social) explora al hotel como un "organismo vivo, formado y definido por historias de personales" y presenta ejemplos de cómo las normas o los dictados morales, de clase o de género han sido cuestionadas desde y por los hoteles. Se presta atención al gesto de rebeldía de la actriz Katharine Hepburn en 1951, cuando dió una conferencia de prensa en el estiradísimo Claridge de Londres vistiendo sus sempiternos pantalones, prohibidos para las "damas" por las rígidas normas del hotel y a protestas en favor de los derechos civiles de los negros ante hoteles de lujo de los EE UU.

Por último, la sección de Culture (Cultura) presenta al hotel como un "lugar activo" en la producción artística, y muestra una  selección de obras emblemáticas de la época moderna, desde las musicales ya citadas hasta obras literarias y cinematográficas como El almuerzo desnudo, de William Burroughs, o cinematográficas, como The Chelsea Girls, de Andy Warhol, que se sirvieron del afiebrado escenario del Hotel Chelsea de Nueva York, la guarida de muchos creadores desde que fuera considerado como hogar por la generación beat. También hay espacio para los hoteles culturales surgidos en la última década, entre ellos el Michelberger de Berlín.

Los implicados en la iniciativa de la Vancouver Art Gallery están satisfechos del resultado . "Es la primera vez que se estudia al hotel como la estructura que define a la edad moderna y nos satisface haber llenado un vacío académico de tal envergadura", dice la directora del museo, Kathleen Bartels. "Esta exposición ofrece la idea del hotel como un complejo y multifacético producto creado por fuerzas diversas de la cultura moderna y demuestra cómo los hoteles han jugado un rol fundamental en el rediseño de la vida moderna", añade el comisario Bruce Grenville.

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